La joven que recibió una inyección ferrosa apócrifa debe ser trasplantada

Investigan cómo fue prescripto y aplicado el medicamento Yectafer, que debería haberse retirado de circulación

La joven rionegrina Angela Peralta ingresó ayer en la lista de urgencia nacional de trasplante hepático debido al grave estado de salud que presenta luego de recibir una inyección ferrosa Yectafer (común) adulterada que le aplicó una obstetra, indicaron fuentes del Incucai y del Hospital Italiano, donde está internada.

El último parte médico indicó ayer que la joven de 22 años está "con severa falla hepática". La joven cursaba un embarazo de seis meses y debido a la afección provocada por el Yectafer debió ser trasladada a Buenos Aires y sometida a una cesárea.

El bebé. llamado Maximiliano, nació con un kilo 300 gramos, por lo que se encuentra en estado delicado. El pequeño respira con asistencia mecánica, sigue estable y en una incubadora. Pero su evolución también era un interrogante a partir de su frágil sistema respiratorio.

El deterioro de la joven rionegrina fue abrupto. Hasta anteayer no estaba en lista de espera para un trasplante, en la que había anotadas otras tres personas que tenían mayor prioridad.

Raúl, el padre de Angela se hallaba hasta ayer muy esperanzado porque había recibido información de una leve mejoría. Pero, con el paso del tiempo, las noticias no fueron tan buenas. En la tarde, Raúl optó por retirarse un par de horas del primer piso de terapia intensiva del Hospital Italiano porque su esposa, Gladys Mora, empezó a sentirse mal de salud y debió acompañarla al hotel donde se alojan en la Capital Federal, donde fueron derivados por la Casa de Río Negro.

Angela está separada de su esposo, vive en Cinco Saltos con su madre y tiene otros dos hijos de cuatro y dos años de edad. Desde diciembre tiene licencia en la zapatería en la que trabaja debido a que complicaciones en su embarazo la obligaron a hacer reposo.

Su madre, Gladys Mora, de 44 años, señaló que su hija fue el sábado último a inyectarse un medicamento ferroso por prescripción de su obstetra, tras un control del embarazo en el hospital de Cinco Saltos. Poco después de la aplicación se empezó a sentir mareada, se descompuso y quedó internada en el mismo centro asistencial, de donde fue derivada al agravarse su condición.

El Ministerio de Salud dispuso el lunes el apartamiento tanto de la directora del hospital de Cinco Saltos, Amalia Rodríguez, como de la encargada de la farmacia de la institución, Cristina Sosa.

Asimismo, la cartera ordenó la salida del cargo de Walberto Díaz, director del hospital de Cipolletti, donde había sido llevada la chica desde Cinco Saltos, porque habría evaluado mal la condición de la paciente y, en vez de derivarla a un centro de mayor complejidad en Buenos Aires, dispuso su traslado al hospital Artémides Zatti de Viedma.

La jueza de Cipolletti, Alejandra Berenguer, allanó el lunes el hospital de Cinco Saltos, pero sólo se llevó documentación, ya que el medicamento adulterado no se encontraba en el nosocomio. Ayer se informó que habría dosis adulteradas de Yectafer que estarían "mezcladas con otras presentaciones del mismo medicamento, pero de circulación permitida". Además, se confirmó que Angela fue inyectada por orden de una obstetra del hospital saltense que no está facultada para hacerlo. Una brutal muestra de la falta de controles y negligencia que rodearon al caso. (Télam y DyN)

Angela Peralta con su hijo en una foto reciente.