Pura cepa. La protagonista y autora de "Amor mío" explica los motivos del éxito del nuevo programa de Telefé

"El humor de las sitcoms es distinto al que tiene la comedia argentina"

Romina Yan dijo que el ciclo que encabeza junto a Damián de Santo es divertido y que no obliga a la reflexión

Pedro Squillaci / La Capital

Romina Yan atraviesa un momento tan exitoso como inesperado. La comedia "Amor mío", que la tiene como protagonista, figura entre los programas más vistos de Telefé, pero además tiene un sabor especial porque este proyecto surgió de una idea propia. "Amor mío" es la única comedia argentina al aire con un formato semejante al de las sitcoms americanas. "Yo admiro el trabajo de ellos, pero los argentinos no estamos acostumbrados al tipo de humor americano", dijo la actriz.

-¿"Amor mío" es producto de una idea tuya?

-Sí, en realidad yo estaba haciendo "Provócame" en el 2001 y empecé a fantasear un poco con algo que me gustaría ver en la tele. Empecé a escribir un par de cosas en casa y una vez que tuve un poco la idea armada se la pasé a mamá (Cris Morena), que junto a otras autoras empezó a desarrollar la idea más en profundidad y armó un primer libro. En principio, no tenía nada que ver con lo que se ve hoy al aire, porque iba a ser más dramático, más profundo y más desarrolladas las historias de los personajes en cuanto a su pasado. Estaba planteado para otro horario y para que fuera un unitario, y después, por distintos desencuentros entre Damián (De Santo) y yo, se fue diluyendo hasta que el año pasado mi hermano empezó a leer los libros, propuso dirigirlo, y entonces decidimos que lo mejor era hacerlo todos los días, en una comedia de media hora.

-¿Damián De Santo estuvo contemplado desde el primer proyecto?

-Sí, cuando planteamos el trabajo, y lo charlamos con mamá, enseguida nos surgió Damián. Hablamos con él, le llevamos un libro y estaba superentusiasmado, pero no enganchábamos en la programación del canal. Después a él le salió "Malandras" primero, "Pensionados" después, yo quedé embarazada de mi segundo hijo, y se dilató. Al final, todos nos pusimos las pilas y acá estamos.

-¿Creés que la gente ve el programa porque se siente identificada con este vínculo de amor y odio de dos medio hermanos?

-Básicamente, respecto a la historia, es muy redondita. En media hora no dejan de pasar cosas, no hay un momento en que uno diga `acá me aburrí y cambio'. Es algo que siempre te mantiene alerta, más allá de que tampoco tiene una gran profundidad, no te obliga a pensar mucho y a reflexionar. Es un programa que lo ves, te divierte, te reís, pero no te lleva a que vos profundices mucho, ni a que hagas una reflexión muy grande. Además, la calidad del producto es muy importante a la hora de ver algo, como la fotografía y la dirección también cuentan, creo que la gente se está poniendo más selectiva con lo que quiere ver. Creo que también atrae ese menjunje raro de verme a mí con Damián.

-¿Sos tan vengativa como tu Abril, tu personaje?

-No, nada que ver, es muy diferente, creo que lo único que tiene parecido a mí, y es porque me lo pidieron mi papá (Gustavo Yankelevich) y mi mamá, son pequeñas cosas o gestos, que a veces hago en la intimidad y ellos se divierten muchísimo, como por ejemplo cuando le hablo al gato. Yo tengo gatos y perros en casa y en general les hablo así. Pero lo que busqué mucho fue hacer un personaje diferente. Yo soy más parecida al personaje de Damián, soy organizada, metódica, estructurada, todo tiene que estar en su lugar, me saca la impuntualidad, me saca el desbole de la gente. Soy muy estricta conmigo y muy exigente. Y Abril es todo lo contrario, es un desbole, no le importa nada, y no es que me cuesta hacerlo, pero tengo que tratar de relajarme y ser totalmente espontánea en un montón de cosas.

-¿El formato de esta comedia, a diferencia de las sitcoms americanas como "¿Quién es el jefe?" y "Casados con hijos", les da más libertad para actuar?

-Creo que una diferencia fundamental es el tema de las risas. En las sitcoms que nombraste, y también en "La niñera", están las risas para el chiste que está escrito. En cambio, nosotros no estamos obligados a hacer esa pausa para esperarlas y después seguir con la trama. Acá nos mandamos y tenemos la libertad de agregar cosas si queremos, aunque en general respetamos los chistes puntuales, ya que los libros vienen muy redonditos.

-¿El humor americano y el argentino impactan igual en el público de este país?

-Yo admiro el trabajo de los americanos, pero creo que los argentinos no estamos acostumbrados a ese tipo de humor, más allá de que funcione muy bien en las comedias. Convengamos que todas las sitcoms están adaptadas, porque el humor de ellos es muy diferente, justamente porque la gente está acostumbrada a esperar risas y aplausos. Por eso nosotros no usamos ninguna risa grabada.

Romina dijo que cuando ideó este proyecto pensó en qué le gustaría ver en TV.