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 domingo, 30 de enero de 2005  
El músico fue premiado por la BBC como revelación en la World Music
Chango Spasiuk: "Vanguardismo es hacer algo constructivo"
Para el acordeonista, en Argentina reina la confusión sobre qué es calidad y jerarquía musical

U.G.Mauro / La Capital

"Los argentinos, históricamente, nos hemos criado subestimando una música como el chamamé. Parece que siempre lo entendimos como una música de consumo, orillera y periférica y nunca asociada al prestigio, cuando es algo que perfectamente podría ocupar el primer lugar a la hora de elegir algo que musicalmente representara al país", manifestó, entre otros conceptos, el acordeonista misionero Chango Spasiuk, recientemente galardonado por la BBC de Londres como artista revelación en el certamen anual World Music por su disco -de próxima edición en el país- "Tarefero de mi pago".

"Estoy muy contento con el premio y creo que con esto se cristaliza el trabajo de un montón de años durante los que se viene haciendo un montón de esfuerzos junto con los músicos y productores que trabajan conmigo para el desarrollo y el crecimiento de mi música", indicó este instrumemtista nativo de Apóstoles y descendiente de ucranianos.

-¿Este premio te encasilla en un género?

-En realidad, la World Music es un circuito y no un género, y en los últimos años en Europa es uno de los circuitos más grandes de la música. Para explicarlo mejor, aquí la gente del rock produce cosas absolutamente variadas y ya nadie discrimina si son o no rock. Todos comprenden que hoy el rock es un circuito en el que aparecen muchas propuestas diferentes. El nombre lo dice todo: son simplemente "músicas del mundo"; músicas populares, de raíz folclórica o nativas, representivas de diferentes lugares. Depende de uno encargarse de decir que lo que toca es una música con un nombre determinado. Además estamos muy lejos de que en Europa exista un circuito específico para el chamamé.

-¿Qué pasa con la world music en nuestro país?

-Aquí se ofrece un catálogo muy estrecho todavía y es casi elitista, pero te aseguro que en Europa, cuando se habla de esto, se habla de numerosos festivales, de mucha actividad y de un material discográfico muy amplio y de calidad.

-¿Cómo medir la calidad de lo hecho con pautas culturales distintas a las occidentales?

-En Argentina reina una gran confusión sobre lo que es calidad, jerarquía, vanguardia. Pero en el arte ocurre -lo explico con un ejemplo burdo- como cuando a una persona que toda la vida tomó buenos vinos sin importarle de donde venían le ofrecen un vino berreta; él va a saber dejarlo de lado porque desarrolló una capacidad y un gusto que lo ayuda a distinguir. Y eso sucede en esos circuitos en los que la gente está acostumbrada a escuchar no el chamamé, sino música de los distintos puntos del planeta y ya saben diferenciar donde está lo más potable y sustancioso aunque sea la primera vez que lo escuchan. Ellos tienen mayor oportunidad de acceder a eso porque hay una mayor oferta.

-A partir de esto ¿que reflexión hacés sobre el prejuicio local hacia el chamamé?

-El vivir en una sociedad que constantemente subestima ese lenguaje hace que uno se pregunte cómo es que allá hay un interés real por esas obras y aquí nadie jamás consideró, por ejemplo, a Tránsito Cocomarola como un constructor que aportó elementos para que la Argentina tenga una música popular rica y prestigiosa. Como nosotros no nos criamos valorando todo eso, nos sorprende y dudamos, pero allá hay oídos nuevos y sin prejuicios.

-¿Cómo es el CD por el que te premiaron?

-A "Tarefero de mi pago" los grabamos acá en octubre pasado con la producción de un musico inglés y parece el disco más chamamecero de mi carrera. Lo grabé con un grupo acústico con el toco desde hace un tiempo: Juan Pablo Navarro (contrabajo), Chacho Ruiz Guiñazú (cajón), los hermanos Juan y Marcos Núñez (bandoneón y guitarra), Sebastián Villalba (guitarra)... El disco tiene temas de siempre con mi visión de ahora; sería la continuación de "Chamamé crudo". "Tarefero de mi pago" es una composición de los hermanos Félix y Héctor Cades y habla del cosechador de la yerba. Habla del oficio, del lugar de donde vengo, de la música... Aquí la yerba se consume más que la carne y en todos los niveles sociales, pero nadie conoce a quien la cosecha y menos el mundo de esa gente.

-¿Por qué lo elegiste?

-Sentí que era un tema que tenía mucha fuerza. Lo canta Antolín Gómez, que fue el cantor de Isaco Abitbol y ademas estan como invitados Tilo Escobar, un acordeonista de Blas Martínez Riera que para mí es el mejor acordeonista tradicional del país. Para mí, hacer algo vanguardista es hacer algo constructivo. Insisto en que este es mi disco más chamamecero; quien lo escuche verá que es algo bien tradicional. Hay un desarrollo más sutil de lo mio que no se percibe en la superficie y requiere una audición más profunda.

-¿Volverías a grabar algo tan documental como el disco de polkas ucranianas?

-Bueno (risas)... la respuesta está en que incluso grabé un DVD de 15 minutos que en realidad no sé si se va a comercializar o va a quedar como una herramienta de comunicación, pero hay un montón de proyectos dando vuelta. Ahora estoy enfocado en el nuevo disco. Tengo que ir a buscar el premio y hacer todo un trabajo artesanal de apoyo a eso.
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Según Spasiuk, "Tarefero de mi pago" es el más chamamecero.

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