La Capital
edición especial
      jueves, 18 de noviembre de 2004  
Desde las sedes
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Capital de la lengua
El Congreso

Un puente de intercambio cultural
En el Centro Cultural Parque de España tendrán lugar los paneles del Congreso

Para los rosarinos, empezó siendo un hito de transformación geográfica, un balcón al río. Después aparecieron esa obra monumental y un parque que se volvió lugar de encuentro. Hoy, el complejo Parque de España es un puente de intercambio cultural con la península y con el mundo, un espacio de convocatoria y un centro para acceder a producciones artísticas de primer nivel nacional e internacional, o de asistir a eventos de magnitud. Como el Congreso de la Lengua.

Cuando los reyes de España, Juan Carlos I y Sofía, lleguen a Rosario, se encontrarán con un lugar totalmente distinto a ese predio inexplorado donde colocaron la piedra fundacional del complejo, en 1985. Un año antes, un grupo de diez emprendedores encabezados por el canciller del consulado español en Rosario, Gerardo Hernández Illanes, se había trasladado a España para proponer la idea. Tenían un anteproyecto del arquitecto catalán Oriol Bohigas, la cesión de un predio en Rosario, y un proyecto cultural para acercar a los dos países. Una idea entusiasmó a los españoles: la iniciativa llevaba implícito en su seno un proyecto educativo.

El grupo consiguió que lo atendiera el rey Juan Carlos, el 28 de mayo de 1984, una financiación por 357 millones de pesetas y la promesa de una pronta visita Real a la ciudad.

El complejo comenzó a construirse en 1986 de la mano del estudio Horacio Quiroga y Asociados, que había ganado por concurso el proyecto de arquitectura, mientras que la parte de vialidad y paisajismo había quedado en manos del estudio H.

Un año después se terminaba la estructura de la obra, que quedaría parada por falta de financiamiento. El gobierno de España decidió administrar directamente los trabajos y encomendó a la empresa Dycasa su terminación. En el medio debieron hacerse varias reformulaciones, de las que surgieron el teatro, el anfiteatro y el uso actual de los túneles como sede del Centro Cultural.

La construcción se retomó en 1991 y terminó en 1992. En noviembre de ese año, se abrió con un acto donde participó la infanta Cristina.

Siguiendo la línea de la barranca, el complejo no quita sino que permite y hasta facilita la vista del río y las islas. Una gran escalinata vincula la zona baja de la barranca con la alta, y las dos grandes columnas dórico toscanas imitan a las del escudo español. Debajo, el patio de los cipreses propone un espacio abierto que separa y vincula la estructura con los túneles. El anfiteatro superior y el teatro Príncipe de Asturias con capacidad para 500 personas componen un conjunto de espacios para el uso público.

Allí funcionan el Centro Cultural Parque de España, que se rige por un convenio entre la Municipalidad de Rosario y la Agencia Española de Cooperación Internacional; el Colegio Parque de España, la sede de la Universidad Nacional de Educación a Distancia y el Centro de Estudios Históricos de Información Parque de España.

El centro cultural fue concebido para difundir expresiones contemporáneas del arte y la cultura, y la cooperación cultural, científica y técnica entre España, Argentina e Iberoamérica. Para su directora, Susana Dezorzi, se trata de un punto de inflexión en la dicotomía "conquistador-conquistado", ya que a partir de una realidad como es la lengua compartida, se propone como un sitio de cooperación bilateral, horizontal y fundamentalmente muy singular, ya que se opera entre un país y una ciudad. El complejo también marcó y contribuyó a la internacionalización de las diligencias locales. Allí se desarrollaron a lo largo de estos últimos diez años innumerables actividades.

Después de los años transcurridos entre aquel viaje de 1984, el complejo Parque España mostró muchas cosas. Pero sin dudas demostró, al igual que este Congreso de la Lengua Española, que Rosario puede convertirse en sede alternativa de instituciones de peso y prestigio contra la hegemonía central de un país macrocéfalo.


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