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 miércoles, 20 de octubre de 2004

Polémica. "Me interesó hacer una película sobre la impunidad de las sectas religiosas"
El director Gabriel Arbos habla de su filme "Los esclavos felices" que se estrena mañana
El cineasta cuenta una historia de ficción aunque asegura que la realidad en los grupos no es muy diferente

Fernando Toloza / La Capital

Gabriel Arbós asegura que le gusta que sus películas se vean reales. El material que elige parece requerir ese tratamiento. Su primer filme abordó la historia maldita del ex boxeador Carlos Monzón; en el segundo, "Campo de sangre", se detenía en los crímenes de un militar, y en el tercero, "Los esclavos felices", que mañana se estrena en Rosario, abordó el mundo de las sectas religiosas. Aunque el material podía haber tenido una mirada documental, Arbós eligió siempre la ficción. Para "Los esclavos felices" contó con el investigador Alfredo Silleta como coguionista, y con un elenco que incluye figuras como Jorge Marrale, Alicia Zanca, la rosarina María Fiorentino, además de Laura Agorreca y José Luis Alfonzo, actor que trabajó en las tres películas de Arbós.

"Los esclavos felices" muestra cómo la joven Laura ingresa a una secta llamada Los Hijos del Cielo y los intentos de su familia de rescatarla a través de un "desprogramador" (Marrale), una persona que se especializa en recuperar a gente que ha sido absorbida por el mundo de las sectas. La película se rodó en Tandil y Pilar, en Buenos Aires. Se estrena mañana en Rosario en el espacio del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) en los cines Del Siglo.

-¿Cómo surgió la idea de hacer esta película?

-Siempre me interesó el tema de la impunidad. La impunidad que tuvo Monzón a la hora de pegarle a su mujer y tirarla por la ventana, la impunidad del asesino en mi película "Campo de sangre", y en "Los esclavos felices" me interesó hacer una película sobre la impunidad de unos tipos que, en nombre de Dios, terminan haciendo esclava a mucha gente, y llegan a ser muy peligrosos.

-¿No te parece que el tema de las sectas tuvo una explosión en un momento y ahora está menos visible?

-De la agenda periodística está borrado, porque seguramente están esperando que mueran veinte personas. En Waco murieron doscientos; en Suiza, hace dos años, los miembros de una secta tomaron cianuro mientras esperaban al pie de la cama que los marcianos los viniesen a buscar. Hace dos años también, dos chicas mataron a puñaladas al padre porque un pai ubanda se los había pedido. Cuando pasa una tragedia sale en los diarios y están una semana con eso, pero las minitragedias de pibes de 20 años que creen que encontraron la luz y se meten en un mundo siniestro no ocupa espacio en las noticias. He mostrado la película en muchos lugares de la Argentina y en todas partes hubo gente que se me acercó para comentarme que conocía casos de chicos, parientes o vecinos, que habían sido atraídos por las sectas.

-Cuando uno lee la presentación de "Los esclavos felices", que dice "la primera película argentina sobre las sectas", parece que se verá un documental. Sin embargo, es ficción. ¿Dudaste entre documental y ficción?

-Es todo ficción, pero le doy un tratamiento tan realista que por momentos parece documental. El espectador ve la película con la sensación de que lo se cuenta tuvo que haber pasado. Sólo hay tres imágenes de archivo y la secta de la película no existe en la realidad. Pero me gusta contar todo como si fuese real. Es mi estilo, si querés. Me acuerdo que cuando fui asistente de Marcelo Piñeyro en "Caballos salvajes", un filme bastante realista, yo no podía creer cuando Marcelo paró a Héctor Alterio arriba de un monte para que grite "La puta que vale la pena...". Me parecía un caramelito para el público, una cosa para el cine. A mí las cosas para el cine no me gustan.

-Trabajaste como asistente de dirección en unas cuarenta películas, ¿con qué directores sentís afinidad?

-Trabajé con más de veinte directores. Me gustó trabajar con Luis Puenzo en "La historia oficial", y con Carlos Galletini, y también con Piñeyro. Tienen una formación muy sólida y eran personas que sabían más que yo. También trabajé con muchos directores que no sabían qué hacer, al punto de que si yo me iba no sabían cómo seguirla, como Raúl de la Torre, que hizo un montón de películas y aún no sabe filmar, y si zafó mucho es porque lo tenía a Juan Carlos Desanzo en la cámara.

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Jorge Marrale y Alicia Zanca, parte del elenco de la película.

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