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 jueves, 07 de octubre de 2004

Dictan captura por homicidio para dos cómplices de una célebre embaucadora
El vuelo de los socios de Eva García
Un policía y una abogada están prófugos por envenenar a un ferretero, por lo que cayó una viuda negra rosarina

Hernán Lascano / La Capital

Un oficial de la policía bonaerense y una abogada perteneciente a una acomodada familia porteña fueron declarados ayer prófugos de la Justicia, considerados cómplices de la viuda negra rosarina Eva Leonor García en el homicidio de un ferretero, que murió el 30 de julio pasado en Capital Federal.

Dueña de un historial de fraudes, informante de la policía rosarina, acusada de envenenar a personas varias veces con fines de robo, Eva García fue detenida por este nuevo crimen hace 13 días. La división Homicidios de la Policía Federal señaló que ahora busca al subinspector bonaerense Diego Martín Di Bella, de 28 años, y a la abogada Silvina Paula Maquieira, de 27, por orden de la jueza en lo Criminal de Instrucción Alicia Iermini. A ambos se los tiene como partícipes del crimen de Omar Manti, quien murió intoxicado hace dos meses en el barrio porteño de Recoleta. Los agentes federales suponen que los fugitivos ya lograron cruzar las fronteras del país.

Leticia Botta, que es la viuda del ferretero Manti, reconoció a Eva García como la mujer que los durmió a ella y a su marido en la sobremesa de una cena, al volcar en el café una sustancia que, en definitiva, causaría la muerte de su esposo. Botta aseguró que esa noche había otras dos personas que compartieron la reunión. Los indicios señalan inequívocamente que se trató de la abogada Maquieira y el policía Di Bello.

Este diario había señalado en una nota del 26 de septiembre pasado que Maquieira y Di Bella eran buscados como cómplices de Eva García, quien hace dos años escapó sugestivamente de la cárcel de mujeres de Rosario, en los altos de la comisaría octava de barrio Refinería, el 23 de junio de 2002. Eva tiene un pedido de captura de la Justicia provincial desde el 6 de julio pasado por el homicidio de Luis Iannotti, un jubilado italiano asesinado en abril de 2000 en la zona oeste rosarina.

El policía y la abogada, que serían pareja entre sí, fueron contactados por Eva García a través del ahora detenido Raúl Ramón Silva, un travesti umbandista conocido como Mai Ivana.

Di Bella y Maquieira están desaparecidos desde la tarde del 24 de septiembre, al trascender que Eva García había sido detenida en La Plata, cuando se aprestaba a intoxicar al propietario de un negocio de compra venta de antigüedades, de 70 años.

El policía, que es subinspector y trabajaba en la comisaría segunda de San Fernando, en la zona norte del conurbano bonaerense, obtuvo licencia por enfermedad que, al agotarse, supuso abandono del servicio en la seccional. Allí fue calificado como pésimo empleado por sus superiores. Su último domicilio es en el piso 9 de un edificio de Tomás Liberti 425, donde nadie responde al timbre.


"Ya le puse azúcar"
Un descuido nada profesional deschavó la presencia de Di Bello en la casa del ferretero: dos impresiones digitales levantadas de una botella de vino que se consumió en la cena, que al ser cotejadas con las fichas hicieron saltar su identidad. Que la abogada Silvina Maquieira estuvo allí se estableció porque la esposa del ferretero hizo de ella un fotofit muy acertado. Al ver ese fotofit hace dos semanas, el dueño del anticuario de La Plata, Cecilio Rau, aseguró que esa era la mujer que lo había visitado junto a Eva García antes de quedar él mismo al borde de una nueva trampa. Más tarde la declaración indagatoria judicial de García blanqueó que su acompañante era la abogada.

Se ignora cómo el trío obtuvo el dato de que Manti y su mujer guardaban en su casa 30 mil dólares destinados a la compra, no concretada, de una casa en Villa Gesell. Pero sí se sabe cómo se las ingeniaron para celebrar la que sería la última cena del ferretero. Eva García visitó su negocio y trabó amistad con él. Arregló la reunión en el departamento del comerciante, en Uriburu 1278, y llevó a los que presentó como sus dos hijos: Di Bello y Maquieira.

La declaración judicial de Leticia Botta parece convalidar el hábito criminal de Eva García de seducir, drogar, esquilmar y hasta llevar a la muerte a sus víctimas. La mujer del ferretero dijo que su marido había conocido a Eva en una especial situación anímica: acababan de perder un hijo en un accidente. La viuda negra, entonces, se hizo pasar por psicóloga y les ofreció ayuda. Tuvieron una reunión en una café donde intimaron al punto que quedaron en cenar esa noche en lo del matrimonio. Eva se ofreció a llevar la comida pero Leticia rehusó con cortesía. Cocinó para agasajarlos y sus invitados llevaron una torta.

A la hora del postre hubo un acto desnaturalizado que intrigó a Botta. Cuando la dueña de casa llevó el café a la mesa, Eva se levantó, tomó la bandeja y se encaminó a la cocina nuevamente. Sorprendida, Botta preguntó la razón de tal acto. Eva repuso entonces que iría a buscar leche por si alguien quería. Volvió en unos instantes y le alcanzó un pocillo a la mujer y otro al marido. "Ya le puse azúcar y revolví", dijo.

Botta se despertó al día siguiente y estuvo tres días internada en terapia intensiva en el Hospital Alemán. Su marido no despertó. Los 30 mil dólares desaparecieron. Los análisis químicos detectaron en los restos del café y en la sangre de las víctimas gran cantidad de benzodiocepina, una droga que se utiliza en la elaboración de sedantes como el lexotanil. En la casa del matrimonio había quedado en un tacho de basura el papel hecho un bollo de la torta. La policía lo desplegó y anotó la dirección. Otro descuido: quedaba a una cuadra del edificio de Alberti 211, donde hasta el 24 de septiembre vivió la doctora Maquieira.

Además de los 30 mil dólares, de la casa de la familia Manti los ladrones se llevaron relojes y alhajas que vendieron en negocios de la calle Libertad, donde predominan las joyerías, en el centro porteño. También se comprobó que en días sucesivos Eva García mantuvo contactos telefónicos y envió a Rosario encomiendas con objetos sustraídos de la casa de los Manti.

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Foto del prontuario tomada a Eva García hace dos semanas, al ser detenida.

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