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 lunes, 30 de agosto de 2004

Tecnología al servicio del arte

Tres paneles de madera pintados en Italia a principios del Renacimiento son objeto de los esfuerzos para incorporar la tecnología más avanzada en la restauración de antiguas obras de arte. Los paneles, pintados alrededor del año 1500 y atribuidos a un artista de Siena cuyo nombre se desconoce, han padecido medio milenio de abuso y descuido, y no han sido restaurados desde que la Galería Nacional de Londres los compró en 1874.

Jill Dunkerton, quien se ha dedicado a restaurar la obra durante 18 meses, le dijo a la BBC que las computadoras y el trabajo de laboratorio están ayudando a revelar las imágenes, a pesar de los graves daños incurridos en intentos previos de restauración. "Se ha hecho muchísimo trabajo para descubrir la manera en la que los pigmentos habrían cambiado de color", explicó.

"Se puede hasta llegar a tener una idea del colorido original que posiblemente tenía la obra utilizando las computadoras", agregó. Dunkerton señaló además que la tarea de la restauración es tan antigua como la de pintar.

"La última cena" de Da Vinci sufrió mucho con las restauraciones del pasado. Eso implica que a menudo los restauradores han hecho más daño del que habría sufrido la obra si simplemente se la dejara envejecer. En el caso de los paneles de "La paciente Griselda", que ilustran la última de las historias del "Decamerón" de Giovanni Boccaccio, sobre una joven humillada por su rico esposo, dos de los paneles resultaron muy afectados por el trabajo de restauradores anteriores, daños de los que el otro se salvó.

"Lo que le pasó a estas pinturas es que las limpiezas sucesivas que se les hicieron a través de los años les cambiaron el color".

En cualquier caso, resalta Dunkerton, "todas las pinturas cambian. La idea de que una pintura recién restaurada hoy en día se ve exactamente igual que el día que salió del estudio del artista es completamente falsa".

"Si uno quiere entender cómo se envejecen y cambian, hay que conseguir los mismos materiales", explica Catherine Higget, quien se encarga de las muestras en el departamento de ciencias de la Galería Nacional de Londres.

"El problema es que si, por ejemplo, uno compra hoy en día cinabrio, puede que le vendan el mismo color pero no será realmente pigmento de sulfuro de mercurio como lo era en el pasado".

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