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 lunes, 30 de agosto de 2004

Ofrecieron tres funciones en el Astengo
"El show de las divorciadas", la crisis con catarsis y buen humor
La obra tuvo destacadas actuaciones de Milone, Martínez y Acosta, y no desentonaron Fulop y Zenko

Pedro Squillaci / La Capital

Cinco mujeres mayores de 30 están en el último ensayo de un espectáculo que las toca muy de cerca. Se llama "El show de las divorciadas" y justamente todas están en esa condición. Bellas y no tanto, algunas con más traumas que otras, ellas la pelean con humor, música y confesiones, suficientes como para desdramatizar el difícil trance que les toca vivir. La puesta, que se presentó en tres funciones con buena respuesta de público el fin de semana pasado en el Astengo, fue dinámica y divertida y con actuaciones equilibradas de Ana Acosta, Catherine Fulop, Anita Martínez, Julia Zenko y Cecilia Milone. Cinco divorciadas que son un show.

El director Manuel González Gil tocó los resortes suficientes como para hacer una obra entretenida, y lo logró. "El show de las divorciadas" se estructura a partir de los pesares de las bailarinas María (Milone), Ada (Fulop) y Tere (Zenko), la directora Matilde (Martínez) y la operadora de luces y sonido Lucrecia (Acosta).

Los roles de cada una comenzarán a desdibujarse a lo largo de la trama, porque las cinco mujeres harán una suerte de catarsis de sus crisis de pareja, y pasarán a ser confidentes en busca de contención. María acaba se ser abandonada por Pablo, quien se va a España a buscar un mejor horizonte profesional; Tere está descubriendo la libertad que le otorga la soledad; Ada está experimentando con una nueva relación; Matilde espera que su novio casado la llame a cualquier hora a su celular y Lucrecia se muestra reacia hacia los hombres por una decepción muy grande.

Estas historias se van mechando en formato musical. A veces se recurre a pasos de music-hall, a baladas románticas o boleros, siempre tamizados con coreografías simples pero efectivas, en donde se destacó la soltura de Anita Martínez.

Cada una de las protagonistas tiene su momento de lucimiento personal. Zenko demuestra sus ya conocidas virtudes como cantante sobre las actorales, Milone sorprende por su voz y es la única que logra conmover en su monólogo, Acosta y Martínez ratifican su solvencia con gran variedad de recursos y Fulop impacta por su figura por sobre todas las cosas.

La obra cae en algunos lugares previsibles como el yeite de la mujer engañada por otra más joven o incluso plantear la desolación de la que quedó desahuciada porque su ex marido se enamoró de otro hombre. Pero están tan bien utilizados los contrapuntos entre los pocos momentos dramáticos (Milone fue la más ovacionada) y los más alegres, que la puesta siempre sale airosa, sustentada además por el oficio humorístico de Martínez y de Acosta.

La respuesta de la platea -mayormente femenina- es el termómetro que explica el éxito de "El show de las divorciadas". Ese público se vio reflejado en muchas de las situaciones de la obra, y aprobó de pie el final, en donde las protagonistas expusieron sus alegrías y tristezas. Con la consigna optimista que remite que, a pesar de todo, el show debe continuar.

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Pasos de music-hall para contar los pesares de la pareja.

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