¡Gracias padre Grifa!

Monseñor Antonio Grifa, con sus 83 años y 63 años continuos al servicio de Cristo y su Iglesia, constituyen un acontecimiento laudatorio y singular. Creemos que toda la arquidiócesis está de fiesta para homenajearlo como usted se merece. Nosotros, los privilegiados que somos sus feligreses de ayer, de hoy y de siempre, los que gozamos de los beneficios de su sacerdocio desde la niñez, los que nos formamos como cristianos con la santa misa, con los sacramentos administrados con tanta devoción, con sus consejos y ejemplos, le queremos decir ¡gracias! públicamente. Gracias por la paciencia que nos tuvo cuantas veces lo requerimos y a cualquier hora, sin demostrar cansancio, ni desagrado, solo su palabra trasmitiendo fe, esperanza y caridad. En mi caso particular, al igual que con tantos otros fieles, las veces que estuve enferma de gravedad y por largo tiempo su visita con la presencia de Jesús sacramentado, todos los días, cada día, fueron siempre el mejor remedio. Querido padre, sentimos y sabemos que es el apóstol que siguió al Señor durante tantos años en nuestra querida parroquia San Antonio, su hogar, que fue nuestro hogar, y, en estos últimos años, también en la capilla del hospital, donde continuó predicando el Evangelio, mensajero de la paz y del amor. Hoy usted se retira, aunque no totalmente, a un merecido descanso. Le decimos, con el corazón que nos alegra de verdad y mucho por usted, pero nos sentiremos solos, aunque sus enseñanzas crucificarán para darnos fortaleza. Se retira usted amado padre Grifa por la puerta grande de nuestras almas y de nuestros templos. Que Dios y María Santísima lo bendigan por siempre y no nos olvide en sus oraciones. Con inmenso cariño y gratitud por su ofrenda de 63 años en el sagrado misterio, y con sus 87 años, hacemos sonar las campanas y el órgano, meintras entonamos el salmo: “Tú eres sacerdote para siempre, mediados entre Dios y los hombres”.

Profesora Ana María Carlstein y familia, en nombre de todas las familias de su feligresía