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 lunes, 30 de agosto de 2004

De la intolerancia a la insolencia

Como habitual seguidora de esta columna de opinión ciudadana, encontré en más de una docena de oportunidades, cartas de la doctora Nereida Brumat Decker, abogada, doctorada en filosofía política. En todas ellas, según mi humilde opinión, se ha empeñado en poner de manifiesto un lenguaje irrespetuoso e injurioso, con aire petulante y descalificador, para con quienes legítimamente por razones y derechos adquiridos no piensan, no sienten, ni viven de acuerdo a sus postulados. He encontrado expresiones tales como: ...“que estamos gobernados por los Montoneros, las Madres y los gays y lesbianas”, carta de lectores de La Capital del 3/12/2003, bajo el título “Otro ataque a la iglesia católica”, como argumento en la defensa de monseñor Aguer y sutilmente de monseñor Storni y el padre Grassi. Otra:...“Una mujer que se declara feminista está anticipando su inclinación hacia una línea fronteriza con las conductas libertinas y cuasi delictivas”, carta 1/2/2004, bajo el título “Ateísmo militante”, objetando a la doctora Carmen Argibay. Otra: “...tendremos, no solo en los poderes políticos, sino también en el Poder Judicial personajes oscuros...”, carta 9/6/2004, bajo el título “Audiencia pública”, objetando a la doctora Elena Highton de Nolasco. Otra, “¿Aquelarre o mujeres autoconvocadas?”, donde desacredita la legitimidad de los anteriores congresos y la convocatoria al XIX Encuentro Nacional de Mujeres que se desarrollará en Mendoza el 9, 10 y 11 de octubre y que servirá como un nuevo espacio para el debate y la reflexión sobre la construcción de estrategias para avanzar en el reconocimiento y garantías de los derechos de la mujer. Podría seguir enumerando tantísimas expresiones que no hacen más que ratificar lo señalado por otro lector el 11 de junio pasado, sobre la doctora Brumat: “Sufre de intolerancia constante”. Su táctica para defender sus ideales, es atacar a los demás. Pero... qué sucede cuándo se cruza la frontera y la intolerancia se vuelve insolencia, y frente a la incapacidad de expresar, fundamentar y en todo caso defender con criterios razonables su posición —por ejemplo sobre el proyecto de ley “Anticoncepción quirúrgica” (carta lectores lunes 16)—, la doctora Brumat escoge con bajeza desacreditar “la constitución familiar” de la senadora por Rosario. Doctora Brumat, usted ha dicho “...he dedicado una vida al derecho y a tratar que mis compatriotas crean en la Justicia y el derecho” (carta, 23/7/2003), “...sugiero a los vecinos de Rosario que todos bajemos un poco los decibeles de la agresividad...que suprimamos los insultos, expresos o solapados” (17/12/2003). Le sugiero repasarlas y aplicarlas. Le sugiero leer San Mateo 7, 1-5. No juzgar. Doctora Brumat, yo, como mujer, madre y creyente le recuerdo que el artículo 1º de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948)- dice “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos...” No hay derechos individuales sin la voluntad ciudadana de defenderlos. Defenderlos sin discriminación, insolencias e intolerancias, apostando como usted proclama, por la cultura de la vida, pero sin hipocresías ni discursos fundamentalistas; solo así será posible que cada uno de nosotros nos desarrollemos en libertad, igualdad y dignidad.

Marité Yanos

DNI 13.488.109



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