Newell's se pegó un porrazo en el debut

José M. Petunchi / La Capital

El nuevo Newell's se pegó un porrazo en el debut. Se comió un mazazo ante Vélez (0-1) en el arranque del Apertura y le dio un golpe bajo a la ilusión de su gente, que, como tantas otras veces, acompañó masivamente a un equipo que sólo tuvo algunos atisbos de eso en algunos pasajes del primer tiempo. Pero que en el segundo no entregó nada parecido a eso, quedó vacío de fútbol, ideas y sólo sumó desorden, desesperación y un poco de dignidad para intentar torcer un rumbo que estaba escrito desde muchos minutos antes del final. Casi desde el mismo instante en que Pablo Batalla -la figura del partido- desbordó con suma facilidad -como casi toda la tarde- a Aguirrez y envió el centro para que Rolando Zárate la empujara al gol. A partir de ahí, la exasperante inoperancia ofensiva local le facilitó los planes a su rival, que con el correr de los minutos cada vez estuvo más cómodo y seguro con el trámite y con el resultado.

Esto hizo que los hinchas entregaron sus primeras muestras de fastidio cuando le empezaron a reclamar a los jugadores que "pongan huevo, la p... que los pa...", que continuó con los de la popular arrojando algunos elementos a la cancha y que confluyó con la importante silbatina del final para el equipo.

Claro que la intolerancia la terminaron descargando contra un equipo que en su mayoría -Villar era la excepción- eran pibes surgidos de las inferiores, que terminaron pagando los platos rotos cuando llegaron al plantel casi un equipo entero entre las incorporaciones. O el despropósito que resultó ver a Manso en el final, en otra muestra de desorientación, jugando casi de 4. A todo esto, en esa etapa, la segunda, generó una única situación, que fue un remate del Piojo desde fuera del área casi en el final.

O los desaciertos tácticos del Tolo, que mantuvo mas de 80 minutos en la cancha al brasileño Jardel con un precario estado físico, al que le falta muchísimo tiempo de trabajo en lo físico y futbolístico. Mucho más del que se pensaba. O la apuesta por la línea de tres, con jugadores que ayer dieron muchas ventajas, especialmente por el lado de Pedro Aguirrez -Vélez lo capitalizó muy bien- y de Luciano Vella, que nunca encontró el lugar por ese andarivel. A eso se le puede sumar que la última línea no tuvo el trabajo necesario y que, encima, careció de un volante tapón definido para cubrir los huecos (Belluschi cumplió pero no es su posición). Por si esto fuese poco, tampoco cuenta con carrileros, algo imprescindible para ese esquema.

En este marco, Newell's sólo tuvo el partido a tiro en un ráfaga de primer tiempo, desde los 18 hasta los 35, en que con un Manso que por momentos lució enchufado y con Capria como organizador del juego, encendió una ilusión que tuvo muy poco sustento. Apenas las luces que le aportó el Piojo en una definición que sacó Ladino casi en la línea. O el tiro libre en el palo de Belluschi, que Jardel estuvo lento en el rebote. O la otra que le quedó al brasileño, que, sólo, sacó una masita y muy lejos del arco.

La puesta en escena del nuevo Newell's dejó varios interrogantes, pero sobre todo pesar. El debut fue un golpe bajo a la ilusión rojinegra que deja un enorme signo de interrogación de cara al futuro inmediato: el clásico del fin de semana.

Manso la tira por arriba de Sessa, pero Ladino cerró antes de que se convierta en gol.