| miércoles, 28 de julio de 2004 | Munich 1972: El terror se hizo presente con el asesinato de atletas israelíes El grupo terrorista Septiembre Negro fue el responsable de la matanza de 11 deportistas Munich tenía una oportunidad propicia para borrar la imagen que habían dejado los Juegos de Berlín 1936 bajo la sombra del nazismo y para eso invitó especialmente a todos aquellos que habían logrado medallas en esa ocasión, entre los que estuvo el boxeador rosarino Francisco Risiglione, ganador de la presea de bronce. De nada sirvió el intento. Porque la masacre sacudió los Juegos Olímpicos. Palestinos del grupo terrorista Septiembre Negro ingresaron a la villa olímpica, mataron a dos israelíes y raptaron a otros nueve, que luego también asesinaron. Ese hecho luctuoso dejó en un segundo plano al nadador estadounidense Mark Spitz y sus siete medallas de oro, con récord mundial incluido, y a la australiana Shane Gould que con apenas 15 años y en el mismo deporte sumó tres preseas doradas, una de plata y la restante de bronce. La excelente infraestructura, con la construcción de un estadio con un elegante techo trasparente compuesto por una red metálica de vidrio acrílico trasparente, y con capacidad para 80 mil personas, fueron mudos testigos del horror.
La barbarie comenzó en la madrugada del 5 de septiembre. Un grupo de palestinos de Septiembre Negro saltó el alambrado de la villa olímpica, capturó a 9 atletas de la delegación israelí y asesinó a dos que forcejearon con los terroristas para que escaparan otros compatriotas. Los captores exigieron la liberación de 200 palestinos prisioneros en cárceles israelíes. Los Juegos se suspendieron.
El desenlace fue trágico. Las negociaciones derivaron en un acuerdo para que los palestinos viajaran en avión junto los rehenes hacia El Cairo (Egipto). Pero en el aeropuerto militar donde iban a huir, las fuerzas de seguridad montaron un dispositivo tan mal planificado que los palestinos asesinaron a los nueve israelíes, mientras que murieron cinco de los terroristas, un policía y un piloto del helicóptero que los había trasladado hasta ese lugar.
Al día siguiente se realizó una jornada de duelo en el estadio olímpico y el presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, lanzó una frase que generó grandes críticas: "Los Juegos deben continuar". Claro que sin los demás deportistas israelíes que se retiraron, lo mismo que varios de ascendencia judía que representaban a otros países.
En lo deportivo, el nadador estadounidense Mark Spitz se tomó revancha de lo ocurrido en México 1968. Consideraba que las dos medallas de oro y una de bronce habían sido demasiado poco. En Munich estableció un hecho inédito. Ganó siete pruebas en la misma cantidad de días. Y todas victorias con récord mundial (100 metros libre, 100 y 200 mariposa, 200 libre, y las posta 4 x 100 y 4 x 200 libre, y 4 x 100 combinado). Después de los Juegos, y con semejante logro, decidió retirarse.
Con 15 años, la australiana Shane Gould sumó tres medallas de oro (200 y 400 metros libre y 200 metros combinados), una de plata (800 libre) y una de bronce (100 libre). Un año después se despidió de la natación.
La lanzadora de disco rumana Lia Manoliu se convirtió en la única en el atletismo en participar en seis Juegos Olímpicos. El finlandés Lasse Viren ganó los 5000 y los 10000 metros llanos, y volvería a obtener oro en ambas pruebas 4 años más tarde en Montreal.
En gimnasia, la soviética Olga Korbut, de 17 años, ganó la medalla de oro en suelo, viga y ejercicios combinados por equipos, y plata en barras asimétricas.
Por primera vez se realizaron controles antidoping masivos a 2.078 atletas y se detectaron siete casos positivos. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |