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 domingo, 25 de julio de 2004

Algo más que un alimento
Además de brindar la copa de leche, el Grupo Unido Solidario asiste a más de 100 niños, en pleno barrio Ludueña

En el corazón del barrio Ludueña, por propia iniciativa, un grupo de madres, además de la copa de leche, organizaron el Grupo Unido Solidario, un centro que asiste a más de 100 chicos con ropa, comida y apoyo escolar. Todo nació cuando María Siaria, más conocida por "la Mary", recibió un plan de jefas de hogar para trabajar en un costurero. En ese momento un pequeño grupo de madres armaban prendas para los bebés a partir de donaciones de telas o retazos. Pero su actividad dio un salto importante cuando el año pasado le ofrecieron a "la Mary" organizar la copa de leche para los chicos del barrio. Emocionada cuenta su experiencia. "Siempre me gustaron los chicos y sentía una gran impotencia cuando me pedían de comer o me decían Mary, tengo hambre". Organizar esta tarea le permitió dar cabida a su inquietud. Junto con otros vecinos armaron un lugar para atender a los pequeños que ahora ya suman 89. Todos los días reciben el cariño de las madres que junto a Mary les preparan el mate cocido y las tortas fritas. Pero su inquietud la llevó a pensar en algo más. Esas caritas la removieron para comenzar una gran actividad solidaria. Se creó el Grupo Unido Solidario que actualmente no sólo prepara el alimento, sino que también elabora raciones de comida para los abuelos del barrio. Además sumaron a otros chicos. "A diferencia de otros comedores, aquí también recibimos a niños discapacitados", relata Miriam, estrecha colaboradora de Mary. Los sábados, en el mismo lugar una maestra especial comenzó a dar clases de apoyo escolar para estos niños.

  En torno a Mary, otras personas también quisieron colaborar. Un grupo de jóvenes comenzó a trabajar en el costurero. Ellos salen por la ciudad a golpear puertas, casa por casa, solicitando ropa vieja o retazos para proveer al costurero. Allí trabajan mamás y también una abuela de 80 años, que se ocupa de tejer abrigos para los bebés, y además se ingenia para conseguir la lana. "Cuando recibimos donaciones de pullóveres de tamaño más grande, ella los desteje y utiliza la lana para volver a tejer para los más pequeños", relatan.

  La producción de las costureras fue en aumento. Esto permitió que se organizaran ferias de ropa en las cuatro plazas (Provincias Unidas y Mendoza). Con lo que se recauda de la venta de ropa se compran algunos alimentos que permiten mejorar la calidad nutricional de las comidas e introducir alguna variedad en los platos.

“Con lo que tenemos tratamos de hacerles flanes, budines, gelatina o pasta frola”, porque sino los chicos se aburren de comer siempre polenta, arroz, yerba, y torta fritas.

  La pregunta “Mary ¿hay más?”, la desarma y a la vez la impulsa a seguir peleando para que los entes oficiales cumplan con los envíos suficientes de alimentos. Con esfuerzo instalaron una pequeña casita para preparar la copa de leche y donde guardar los utensilios para cocinar, pero de un día para otro se quedaron sin nada. Los asaltaron. Ahora el Grupo Unido Solidario solicita chapas, cemento, sillas, azúcar, lápices, hojas y lo necesario para poder rearmar el centro. Las emprendedoras no se doblegan ante la dificultad. Mary remarca que ella tuvo una infancia muy feliz y que lo que más desea es que estos niños también la puedan disfrutar.

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El grupo prepara la merienda para los chicos.

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