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 domingo, 30 de mayo de 2004

[Lecturas] Novela premiada en España
De médicos, leprosos y caudillos
Novela. "Víspera negra", de José Gabriel Ceballos. Simurg Ediciones, Buenos Aires, 2004

Carlos Roberto Morán / La Capital

"El senador Juan Ramón Vidal sueña con leprosos. Vienen por un llano donde él aguarda solitario, sentado en un sillón. Son miles, con banderas rojas. Rojos los pañuelos, las corbatas, los ponchillos, los cintillos de los sombreros, los vestidos y los moños de las mujeres... Una enorme caravana de leprosos a pie y a caballo y sobre ruedas, ataviados con el color político de Vidal. Vienen lentos y silenciosos. Vienen como si no les importara venir. A medida de que se acercan en el rojo vibrante se distinguen las deformidades, los muñones, las úlceras, los rostros inflados, los rostros carcomidos".

Con estas poderosas imágenes se inicia "Víspera negra", segunda novela de José Gabriel Ceballos (Alvear, Corrientes, 1955), con la que obtuviera el año pasado el premio Ciudad de Alcalá de Henares, en España. En ella narra la casi épica lucha que debió sostener el médico Miguel Sussini contra el caudillo Vidal, dueño y señor de la Corrientes de fines de los 30 del siglo pasado, quien se oponía a la creación de un leprosario en la isla del Cerrito, famosa por las batallas que en ella se libraron y hoy reputado centro de pesca deportiva.

Pero estamos en 1939. Los edificios donde se proyecta levantar el centro asistencial y otras dependencias han sido comenzados y dejados de lado en varias oportunidades. Sussini corre una carrera contra el tiempo, el tiempo político y el de los enfermos alcanzados por el terrible mal. La necesidad de habilitar el leprosario se le vuelve imperiosa y por eso, en ese 1939, está dispuesto a librar su última pelea contra Vidal.

Los argumentos del caudillo para oponerse al centro sanitario eran baladíes, más producto de su empecinamiento y de su ignorancia que de cualquier otra cosa. Pero se encontraba empeñado en la batalla absurda porque públicamente había dado su palabra de impedir la habilitación, con el pretexto de que los enfermos que fueran a la isla iban a terminar contaminando a todos los correntinos. Aunque técnicamente la isla del Cerrito pertenecía al territorio nacional del Chaco, lo que importaba entonces era la palabra política que surgiera de Corrientes. Y esa palabra era exclusiva de Vidal. El caudillo se veía acompañado en su "cruzada" por los llamados Caballeros de la Higiene, fundamentalistas de clase alta que se proponían matar a los leprosos porque los consideraban portadores de un mal enraizado con el pecado. Eran asesinos, pero justificaban sus actitudes con pretextos religiosos. Lo de siempre.

A Ceballos le ha importado en su novela describir el momento, histórico, social, cultural, que vivía Corrientes a partir de diversos personajes que protagonizan su relato, centralmente Sussini y Vidal, pero también los enfermos: la poeta Clara Díaz Echeguren (quien fuera amiga de Alfonsina Storni) y su amante, Hilario Maidana; el comerciante italiano Luciano Gentile; el rico y joven José Menéndez; el pobre lustrabotas Papocho; una variopinta galería de personajes denotativa de que la enfermedad alcanzaba a todos, sin hacer distinciones de ninguna especie y que lo propio era que la sociedad entera la enfrentara, con entereza y sentido de realismo.

Era lo que le faltaba a Vidal y a sus "caballeros" y en cambio le sobraba a Sussini, titular del Departamento Nacional de Higiene, un radical antipersonalista que, más allá de sus ideas políticas, fue un adelantado en su época en materia sanitaria, un profesional que hizo mucho por la salud del país. Hoy distintos centros asistenciales llevan su nombre, homenajeando a quien fuera considerado uno de los cien próceres médicos del siglo pasado, a escala mundial.

Volvamos a la novela: en su primera mitad Ceballos plantea el problema y exhibe a los principales personajes de la historia enfrentados a la novedad de la enfermedad que portan, mientras que en la segunda y conclusiva parte relata la "noche de perros" del 29 de marzo de 1939, jornada elegida por Sussini para trasladar a los enfermos "quitándoselos" a Vidal, para lo cual contará con el apoyo de Prefectura.

Pero no le será fácil llevar a cabo la tarea porque algunos enfermos huyen por distintos motivos (Clara para encontrarse con su amante, Menéndez para matar a quien le hizo contagiar la enfermedad, Papocho para mirar una película, porque el cine es su mundo; unos campesinos paraguayos por pura ignorancia) y Sussini acompañado por un colega debe recapturarlos, mientras por las calles de Corrientes se mueven los "caballeros" para terminar con los leprosos y Vidal se vuelve sombra ominosa. Esos episodios resultarán sustanciales y constituyen el núcleo central de esta importante ficción.

Novela férreamente controlada, con distintos registros (que incluyen "poemas" de la propia Clara Díaz Echeguren, que no llegan a desequilibrar la ficción, y algunas buenas descripciones de películas de la época), "Víspera negra" constituye un salto cualitativo en la obra de Ceballos, lamentablemente poco difundida entre nosotros pero que con justicia está obteniendo logros y repercusión en el exterior.

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