| domingo, 30 de mayo de 2004 | Escenario apropiado pero poca voluntad política ¿Es posible en los hechos reformar la coparticipación?
Aunque los economistas creen que está dado el marco político y económico para hacerlo -no es un año electoral, hay superávit primario en las provincias, y el presidente Kirchner tiene aún un alto grado de credibilidad- también presentan sus reservas.
Pero, "hay una gran incertidumbre para encarar una reforma verdadera por el déficit del régimen previsional y por las deudas políticas" dijo Lousteau.
Para la economista Luciana Díaz Frers, "la Nación tiene un gravísimo problema de deuda que va a afectar muchísimo y reducir la posibilidad de una reforma".
Consideró como otro factor negativo "el déficit previsional de las provincias y nacional, con lo cual, considero que la Nación va a priorizar el pago de la deuda a los acreedores antes que la reforma".
Príncipes nacionales Para el economista Juan Llach, "el principal problema que traba cualquier reforma progresista de la coparticipación son los príncipes nacionales" y entiende por esto a representantes del Ejecutivo y del Congreso "que tienen mucha incidencia en las comisiones, que nunca hicieron una propuesta seria para la coparticipación y que tienen el poder por sobre los gobernadores", quienes deben venir periódicamente a Buenos Aires a reclamar por mayores fondos.
Otras limitantes, a su juicio son dos mitos marcados. Uno por el lado de las provincias al que considera "el mito del dorado" a través del cual está preestablecido que existe un Tesoro nacional al cual siempre se puede recurrir. "Esto en rigor no es tan falso porque cada vez que hubo crisis el Tesoro intervino y creó de la nada impuestos no coparticipados como las retenciones", dijo Llach.
Por otra parte, "las provincias -salvo excepciones- prefieren que el malo de la película sea la Nación y no enfrentarse con los contribuyentes y decirles que tienen que cobrarles más impuestos, porque muchos de ellos son los que financian las campañas políticas", agregó.
El otro mito es el de la Nación que asegura que las provincias tienen la culpa del déficit. "Este es un argumento que incluso compraron los organismos internacionales", y es falso porque las responsabilidades son mutuas, agregó Llach. enviar nota por e-mail | | |