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 sábado, 15 de mayo de 2004

Para el decano de Arquitectura, no siempre una cárcel desvaloriza un barrio
Héctor Floriani: "Más que rechazar la alcaidía se debe exigir que esté bien hecha"
El experto sumó su visión sobre el proyecto de levantar el centro junto a Jefatura

Laura Vilche / La Capital

"Los vecinos no deben oponerse a que se construya una alcaidía en su barrio porque se trata de un edificio necesario para la ciudad. Sí deben exigir que sea una buena obra de arquitectura y un lugar seguro. Además, no necesariamente una alcaidía o una cárcel desvalorizan un barrio, bien hechas pueden incluso calificarlo urbanísticamente". El análisis es del actual decano de la Facultad de Aquitectura y doctor en Urbanismo, Héctor Floriani. De esa manera, el arquitecto sumó su visión especializada al polémico debate que originó el llamado a licitación del proyecto de la provincia para construir una alcaidía en el terreno ubicado detrás de la Jefatura de Policía (Ovidio Lagos al 5250). Una idea que los vecinos rechazan de plano y que provocó por estos días el cruce de comentarios del gobernador Jorge Obeid y el intendente Miguel Lifschitz.

Los vecinos y un grupo de concejales sostienen que no corresponde levantar la alcaidía en ese lugar, que está inscripto como espacio verde en el Código Urbano, cuestión que es real pero que el ex intendente Hermes Binner se comprometió a modificar a través de una carta de intención hoy convertida en el decreto Nº1845. Por su parte, el gobernador Jorge Obeid se hizo eco de la queja de los vecinos. Dijo que conversaría con ellos, de ser necesario, y molesto señaló que "todo el mundo pide cárceles pero nadie las quiere en su pueblo o en su barrio".

En tanto, y tras reconocer que nunca recibió por parte de la provincia el proyecto para hacer la alcaidía, el intendente Miguel Lifschitz sugirió ayer que el edificio se levante dentro del predio de Jefatura y no afuera, como ya está previsto.

-No hay dudas de que es necesario construir alcaidías y cárceles para descongestionar las comisarías, pero nadie las quiere cerca de su casa.

-Cierto, es como el dicho español que dice "palos porque bogas (remas), palos porque no bogas", algo así como nada les queda bien. Aclaremos las cosas: es absolutamente comprensible que la gente tenga preocupación pero no se puede exagerar. En los países civilizados hay un mínimo proceso participativo y de consulta ante la comunidad por temas como estos, no para que digan "sí" o "no", pero sí para que conozcan el proyecto, dónde va a estar, cuáles son sus características. Esto puede tranquilizar y hacer que se descomprima la situación. Hay que partir de un hecho: a la alcaidía hay que ponerla en un lugar y en lo posible cerca de la policía, porque allí van transitoriamente las personas que están en proceso; la cárcel, en cambio, ya es un destino para el condenado.

-Los vecinos de Ovidio Lagos al 5000 quieren ese lugar como espacio verde.

-Es que la provincia no puede desconocer las normativas urbanísticas de la ciudad de Rosario, eso no es propio de un país civilizado. Es inaceptable que se abra una licitación desconociendo el plan regulador, válido para todos los que transforman el Estado, sea doña Rosa, una corporación que construye un shopping o el Estado provincial. Ahora bien, si en este caso el ex intendente tomó un compromiso como máximo responsable de la administración municipal, deberá responder por ese acuerdo. Pero que quede claro, las normas urbanísticas son como reglas de consorcio, nos ponemos de acuerdo los ciudadanos para comportarnos de acuerdo a reglas: por acá se circula, por acá no, acá hay una plaza, acá se construye... Si el plano urbano dice que eso es un espacio público habrá que rever la cuestión, pero no puede imponerse la idea.

-Los vecinos de zona sur suelen sentirse víctimas al decir que siempre se piensa en sus barrios cuando se quieren instalar basurales o edificios penitenciarios.

-Sinceramente no creo que una alcaidía tenga ese carácter, no es una resaca, es una institución necesaria al funcionamiento de un Estado moderno. Como ciudadanos tenemos que tomar al proyecto de una nueva alcaidía como una buena noticia, porque quiere decir que los procesados van a estar, espero, en una situación más digna. Prefiero que estén allí, y no en un tugurio como la vieja alcaidía. Además, dependiendo del proyecto arquitectónico, diría que puede ser una ocasión de calificación urbanística del barrio. Si se hace un porquería, seguramente se desvalorizará el lugar; si no, puede suceder lo contrario, y de esto estoy convencido, no es retórica. Por eso, reitero, los vecinos deben asegurarse de que se cumplan las normas e interiorizarse del proyecto, para exigirle que sea una buena obra, lo que no significa un edificio caro, sino con calidad arquitectónica. Eso debe exigirse desde la vecindad.

-¿Dónde construyen los países desarrollados sus alcaidías?

-Bueno, las hay en distintos lugares, conozco el caso particular de Roma. Está sobre el Tíber en pleno centro histórico, entre el Vaticano y Trastebere, un barrio para nada marginal, donde paulatinamente se vienen instalando los sectores medios y altos. Desde lo alto se lo ve un territorio densamente poblado y en el medio, la alcaidía.

-Algo así como la cárcel de calle Suipacha (Unidad Penitenciaria Nº3) en medio de la ciudad.

-Ese es un edificio muy digno arquitectónicamente, pero pésimamente mantenido, por eso se lo ve feo. No creo, de ninguna manera, que sea un edificio para avergonzarse. Igualmente puede haber situaciones más suburbanas para las cárceles, pero las demandas de las alcaidías son distintas, deben estar cerca de la institución policial. De todos modos no creo que porque no estemos en un país desarrollado no podamos pensar que las cosas sean buenas. Como decía (Antonio) Gramsci, debemos apostar al optimismo de la voluntad. La respuesta no puede ser sólo oponernos. De la seguridad nos debemos hacer cargo todos, es muy adolescente pedir cáceles pero no al lado mío.

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Floriani es doctor en Urbanismo.

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