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 sábado, 28 de febrero de 2004

El ministro de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación dice que la discusión debe centrarse en el aula, no en la ley federal
Para Filmus "discutir un secundario obligatorio es distraer la atención"
El titular de la cartera educativa consideró que si todavía no se garantizan los 10 años de escolaridad obligatoria que marca la ley, es irreal pensar en extenderla

Marcela Isaías / La Capital

Que los chicos estén 10 años en la escuela, que el ciclo escolar respete un piso mínimo de 180 días y que la calidad educativa sea el centro de la tarea son para el ministro de Educación nacional, Daniel Filmus, los principales frentes de batalla. No es causal entonces que no quiera detenerse a discutir si la ley federal debe seguir o modificarse. Considera esa discusión como no prioritaria y en todo caso como un peligro de distracción ante otras urgencias, como son recuperar el medio millón de niños que todavía no están en el sistema educativo.

En medio de celulares, presentaciones de campañas, firmas de convenios y asesores que lo persiguen por el Palacio Pizzurno para que pueda cumplir con la agenda del día, Filmus dialogó con La Capital en una entrevista exclusiva.

En la charla volvió una y otra vez sobre lo que confiesa es su preocupación: hacer que los chicos y adolescentes estén en la escuela y reciban una educación de calidad. Por eso también es categórico y rechaza la idea de ponerse a discutir ahora si el secundario debe ser o no obligatorio. "Es distraer la atención", afirma, al tiempo que asegura que una ley de esas características "saldría en una semana", pero que no resolvería los problemas de calidad.

Y para ser más enfático en su análisis, sin reparos reconoció: "No garantizamos todavía los 10 años de escolaridad obligatoria que marca la ley (federal), no podemos hablar de extenderla". Para él la atención debe ponerse en el aula.

Recordó que los mayores índices de exclusión y problemas de escolarización están antes de los 5 años y en el nivel polimodal de la enseñanza.

-Una profesora de escuelas medias apuntó que el reiterado discurso que insiste en que "la escuela no sirve" no es muy bueno para ser escuchado a poco de comenzar las clases. ¿Qué opina?

-Cualquier crítica sirve siempre que tenga una propuesta para superar el problema, si no la tiene no sirve. Porque deja angustias, dudas y preocupación y en este caso en particular condena también al trabajo docente y a la realidad de la escuela. Pero lo más preocupante es que esto lo dice mucha gente que tiene cargos y responsabilidad dentro de la educación. Pero, bueno, este es un clásico que aparece antes del inicio de las clases. Es el momento en que todos se acuerdan de la educación; lo bueno sería que fuera tema todo el año.

-¿De qué debería hablarse entonces?

-El elemento central, el primero, está en ser sumamente realistas sobre el sistema educativo; segundo, mirar las dificultades que tiene, pero también los logros de este sistema. Si está como está es porque el país recayó sobre él. Debemos recordar que es el único instrumento público que se sostuvo en pie durante la peor crisis de la Argentina, cuando se cerró todo lo público y se privatizó todo. Allí, el sistema educativo siguió presente. Fue el único que intentó integrar a todos los chicos con más dificultades, si no fuera por él, una buena parte de los chicos estarían expulsados. Recordemos cómo se lo sobrecargó de tareas sociales y fue mucho más eficiente que los demás (sistemas) para responder.

-El presidente Kirchner habló de "dar batalla" frente a las presiones internacionales, afirmando que eso significaba dar salud, educación. ¿Cuál es la principal batalla que le toca a su ministerio?

-Lo principal pasa por los objetivos básicos. Y uno de ellos es que todos los chicos cumplan con 10 años de escolaridad obligatoria, que aunque está enmarcado en una ley que ya cumplió una década todavía no se cumple. Otro es elevar la calidad educativa, con 180 días de clases, para que esos días sean sustantivos. Es decir, 10 años de escolaridad obligatoria, 180 días de clases con calidad educativa.

-¿Cuál es la urgencia para resolver en función de esas metas básicas?

-Esas metas que son muy básicas tienen como cuestión fundamental generar las condiciones para incorporar a los chicos que han quedado excluidos. En esto tenemos un problema muy serio: los chicos que en la década del 90, por repitencia o deserción, fueron quedando fuera del sistema y hoy tienen entre 12 y 15 años no han terminado la escolaridad básica. Esto constituye un problema serio porque no se los puede volver al sistema e incluirlos con otros niños menores que ellos, y tampoco en una escuela de adultos. Es el propio sistema el que tiene que generar para estos chicos que todavía pueden ser recuperados nuevas estrategias, como las que pueden brindar las experiencias del multigrado o los grados de aceleración. Esto es central. Otro tema tiene que ver con la creación de infraestructura escolar, sobre todo para atender a los chicos que no pasan de la EGB al polimodal por falta de escuelas. Por eso, reorientando el plan de las "700 escuelas" (contempla la construcción de esa cantidad en todo el país) para que la mayor parte se destine para escuelas medias y polimodal. Y el tercer elemento es casi cultural y es aumentar la exigencia en las escuelas.

-La ley nacional acuerda un piso básico de 180 días para garantizar el inicio y las jornadas escolares. Sin embargo, hay 8 provincias que amenazan con conflictos. ¿Cómo analiza el comienzo del ciclo lectivo ante este panorama?

-Hay provincias en que los reclamos y demandas vienen antes del aumento del presupuesto para el incentivo docente, que es un esfuerzo que hizo el gobierno nacional y marca una preocupación en los hechos. Pero puede pasar también que las provincias tengan dificultades ante estos reclamos. Nosotros creemos que es importante que aun cuando haya conflictos no se perjudique a los niños, que no pase por dejar a los chicos sin clases.


Secundario obligatorio
-Muchos especialistas aseguran que una salida a la crisis de la escuela media es convertir al secundario en obligatorio. ¿Qué opina?

-No, no estoy de acuerdo. Puedo hacer obligatorio lo que puede ser real, y lo real es que nosotros no estamos garantizando los 10 años obligatorios de escolaridad que marca la ley. Esto sería una presión que nos puede llegar a distraer pero que no mejora la calidad. Eso no se resuelve con una ley. De hecho una norma de esas características para mí sería muy fácil y saldría en una semana. Cuando firmé la obligatoriedad del secundario en la ciudad de Buenos Aires fue porque menos del 10 por ciento quedaba afuera del sistema, entonces tenía sentido hacerlo. La crisis de ahora no lo vamos a resolver con una ley, sino haciendo más sustantivo lo que está en el aula, generando mayor cantidad de trabajo.

-Lo mismo debe pensar respecto del futuro de la ley federal, sobre la que se insiste en revisar su aplicación.

-No vamos a entrar en ese debate, vamos a centrarnos en las aulas. Por preocuparnos por la estructura descuidamos el aula. Lo peor que podría pasar ahora sería someter a los docentes a discutir cómo será ese futuro. No es el tema central. De hecho podría terminar mi gestión diciendo "tenemos una nueva ley", pero no quiero dejar una norma nueva sin mejorar la calidad educativa.

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"El desfío y meta básica son cumplir los 180 días de clases con calidad educativa".

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