Año CXXXVII Nº 48309
La Ciudad
Política
Economía
El Mundo
Opinión
Información Gral
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Salud
Autos
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 22/02
Mujer 22/02
Economía 22/02
Señales 22/02
Educación 21/02
Campo 21/02
Salud 18/02
Autos 18/02


contacto

servicios

Institucional

 miércoles, 25 de febrero de 2004

Con los ojos y oídos abiertos
Muchas de las dificultades en el aprendizaje están originadas en trastornos visuales o auditivos. La detección a tiempo ahorra problemas

María Laura Favarel / La Capital

"Doctora ¿me firma el certificado para presentar en la escuela de mi hijo?" Esta es una de las frases más escuchadas por los médicos en esta época del año, cuando faltan pocos días para que comiencen las clases. Este año los padres se encontrarán con la novedad de la exigencia a nivel provincial de la presentación de certificados donde consten las aptitudes visuales y auditivas. La promulgación de la ley 12.226 -aún no reglamentada, por lo tanto de alcance desconocido- abarca a los niños que concurren a establecimientos educativos de nivel inicial y de EGB (educación general básica). Los certificados visual y auditivo se suman al examen médico y bucodental exigidos anteriormente.

Para muchos padres estas exigencias, en el medio de la preparación de los útiles, los libros y los uniformes, supone un trámite burocrático más. Sin embargo, puede ser una buena oportunidad para detectar y prevenir enfermedades infantiles. Por el contrario, solicitar que un profesional estampe la firma en el certificado sin la revisación correspondiente, sería desperdiciar la posibilidad de detectar trastornos a tiempo y aplicar el tratamiento oportuno.


Veo veo
El 6% de los niños en edad escolar tiene problemas visuales. De allí la importancia de realizar el examen preescolar para detectarlos. Mediante una visita a un oftalmólogo es posible detectar alteraciones congénitas, que ni el niño ni los padres podrán descubrir a simple vista.

La oftalmóloga pediatra Josefina Cena, secretaria de la Sociedad de Oftalmología Infantil, explicó a La Capital que "la vista es un sentido que se va desarrollando desde el nacimiento hasta los 10 años aproximadamente. Para que ese crecimiento suceda no debe haber obstáculos que interfieran en el aprendizaje visual".

El niño que posee algún defecto refractivo como miopía, hipermetropía, astigmatismo, catarata o estrabismo "no pierde visión, pero no aprende a ver", aclaró Cena. "Es como si el ojo se quedara en el jardín de infantes", ejemplificó.

Gracias a la solicitud del certificado visual, muchos niños realizan su primera visita al oftalmólogo. Aquí se detectan, para sorpresa de muchos, diferencias de visión entre un ojo y otro, o baja visión que hasta ese momento pasaban desapercibidos.

La mayoría de los defectos visuales se pueden tratar con lentes, que si bien no los corrigen, facilitan el aprendizaje.


Defectos comunes
En la consulta el oftalmólogo hará un examen básico de agudeza visual. Observará cuánto ve, la visión cromática y los movimientos y si el niño lo permite, se realiza un fondo de ojos. Si algo no anda bien se indicarán estudios complementarios. También supone una ayuda escolar. El especialista podrá recomendar que en la escuela ocupe los primeros bancos o que reciba el apoyo de una estimuladora visual. "En el caso de los daltónicos la maestra tendrá en cuenta que cuando indique subrayar lo que está escrito en verde, habrá que guiarlos individualmente", comentó Cena.

En el caso del estrabismo (trastornos en los movimientos de los ojos), otro de los defectos habituales en los niños, si bien en algunos es evidente, en otros la desviación es sutil y sólo lo detecta un profesional.

La consulta con el oftalmólogo también permite detectar cataratas que en caso de no ser tratada a tiempo, "ese niño no va a aprender nunca a ver", subrayó la médica.

La profesional aconsejó finalmente a los padres realizar los exámenes lo antes posible para que el niño pueda adaptarse a los lentes y comenzar mejor las clases.


Para oírte mejor
El examen auditivo comprende la realización de una audiometría. El estudio consiste en la emisión de una serie de sonidos para comprobar las respuestas frente a cada uno y la frecuencia. Cualquier falencia en la audición, frecuente en los niños que se resfrían con asiduidad o padecen de rinitis alérgica permanente, se produce por no tener el oído ventilado, explicó la fonoaudióloga María Ester Senatore, del Colegio de Fonoaudiólogos de la provincia de Santa Fe.

"En la etapa escolar no se puede hablar de detección precoz, ya que esta se realiza en los niños apenas nacen. Conocer la agudeza auditiva permite detectar alguna dificultad", señaló Viviana Pappaseit, vicepresidente de la entidad.

Un niño que escribe "e" cuando la maestra está repitiendo "a"; está desatento, o se muestra inhibido, sin interés por comunicarse ni jugar con sus pares, "puede estar mostrando que no escucha, por eso se queda en su mundo", aclaró Senatore.

A veces los padres no reconocen estas falencias auditivas hasta que se realiza un estudio o concurren a la escuela. En la escuela los niños se encuentran en un ámbito diferente del hogar, con nuevos sonidos, donde el niño no puede comunicarse a través de miradas, gestos y movimientos que sus padres ya conocen.

A través del certificado se podrá recomendar algún tratamiento, en el caso de que sea necesario, y también que el niño con menor audición se ubique más adelante, entre otros consejos.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
La revisación médica apunta a la prevención.

Notas Relacionadas
Vacunas necesarias para cada edad

Audiometrías


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados