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 domingo, 22 de febrero de 2004

Para el despegue
Central recibe a Boca en Arroyito desde las 18.30

La trascendencia del choque se toma un respiro gracias a la Copa Libertadores. Es decir, no es tan malo perder si a la vuelta de la esquina el torneo continental sigue formando el colchón sobre el que se apoya el enorme sueño canalla. Central-Boca esta tarde en el Gigante. Con una previa casi desapasionada si se recorre el tiempo hacia atrás. Apenas una sensación que muy probablemente quede hecha trizas apenas Sequeira pite el inicio del encuentro.

El momento de ambos sugiere que la prioridad anda por otros lares, pero puede ser una apreciación engañosa. En el fondo de los a priori, se observa una enorme presión que asoma sobre ambos planteles.

Central viene de perder feo y Boca no le pudo ganar a Gimnasia. No es para rasgarse las vestiduras cuando apenas se jugó una fecha. Pero una derrota esta tarde, podría desestabilizar más de la cuenta si se toma en cuenta la histeria que generan estos torneos cortos en los que parece ser que un arranque flojo liquida cualquier ilusión o proyección de protagonismo.

No debería ser así, pero es. Porque más allá de las palabras, todos los que salgan a la cancha, y sus entrenadores, saben perfectamente que la semana que sigue no será la ideal si el resultado no es bueno. Ese es el partido virtual.

En el verdadero, el de la relación con la pelota con imprescindible abstracción de las sensaciones externas, Rosario Central deberá dar un giro de 180 grados respecto de su puesta en escena más inmediata. Jugar como ante Vélez sería casi lapidario.

Para Boca el concepto es similar. Si permite que Central se haga dueño del balón, como le permitió a Gimnasia y Esgrima en la Bombonera por grandes lapsos de la primera fecha, puede padecer las bondades canallas. El equipo de Russo tiene más y mejores intérpretes que el de Griguol.

Si el debut sigue siendo la referencia más importante, ambos coinciden en una falta de gol notoria. Central falló todo lo que generó, que no fue poco. Boca hasta desperdició un penal. Tienen el arco de enfrente cerrado aunque sea un dato estadístico que no tiene demasiada importancia siempre y cuando la impericia de los pies no se suba a la cabeza.

Opacado por la grandilocuencia y el cebo que genera la Copa Libertadores de América, Central y Boca ofrecen su espectáculo esta tarde desde las 18.30 en el Gigante. Sería exagerado decir que están de capa caída. Sería demasiado optimista suponer que este tipo de partido suelen superar las expectativas más allá de los antecedentes más cercanos.

Juegan Central y Boca y la sola mención es lo suficientemente atractiva como para estar alertas para vivir unas cuantas sensaciones especiales.

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Rivarola marcará la punta izquierda por dónde atacará el mellizo Guillermo.

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