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 domingo, 25 de enero de 2004

En profundidad. El historiador hace un meticuloso análisis de la realidad nacional
Félix Luna: "El gobierno de Kirchner tiene poco de peronista, por suerte"
Destacó los avances logrados por el presidente y asegura que es un hombre de suerte

Daniel Leñini / La Capital

Es el historiador más reconocido de la Argentina pero no se ampara en el rótulo para guardar un perfil de académico distante. Todo lo contrario. El archivo muestra que Félix Luna (78 años bien llevados y pinta de caballero) supo confiarle a la emoción y opinar en caliente sobre los sucesos que fueron agitando la vida política argentina de los últimos años.

Así, por ejemplo, en octubre de 2001 (elección previa a la caída de De la Rúa) desmereció a la gran mayoría que había votado en blanco y preguntó: "¿Hay tantas gatas Flora? Si las hay, les digo: el domingo gritaron. Que después no lloren".

Tiempo después Luna calificaría al cacerolazo y el "que se vayan todos" como "bochinches legítimos pero dislocados y vanos, ajenos a nuestra índole y por lo tanto algo volátil y pasajero".

En el último año se le vio crecer en optimismo. Dijo que el cielo debería recibir al ex presidente Duhalde ("criatura del peor peronismo, el más clientelista y carente de principios") por haber terminado con otro ex, Menem ("Que no regrese más; que quede como expresión de lo más negativo y absurdo de la política").

Y así, salvo el día que reaparecieron las caras de los ex montoneros Vaca Naja y Perdía siendo encarcelados ("¿Merecemos este regreso a lo más sombrío de nuestra historia? Además de confundido, me siento triste"), fue cultivando su ilusión a través de la gestión del actual presidente Néstor Kirchner.

"El futuro no se presenta fácil -dice ahora- pero se han renovado en paz las instituciones, se ha legitimado el poder, se ha concretado un buen arreglo con el FMI, aumentó la recaudación, creció la actividad económica, los precios internacionales de nuestros productos agropecuarios prometen divisas", enumera.

-¿Se reconoce entonces como uno de los intelectuales más optimistas?

-No sé si soy optimista. Yo miro lo que pasa y trato de interpretarlo con realismo; es probable que tenga una cierta cuota de optimismo por mi temperamento, mi personalidad. Pero uno recuerda lo que pasó hace dos años, cuando todo parecía estallar y lo compara con el panorama actual y se pregunta dónde reside la capacidad de recuperación. Porque la comparación arroja un avance inconmensurable. Y la enseñanza fundamental es que la historia deja su marca: en el momento aún más difícil nadie pidió un gobierno militar, todo el mundo preservó la democracia aún en las instancias más violentas. En los años 60, 70 los militares eran actores importantes del terreno político y para quien quisiera estar relativamente informado era indispensable saber qué pensaban los militares. Hoy ya nadie se acuerda de ellos ni sabe quién es comandante de tal o cual cuerpo de Ejército.

-¿Qué piensa del actual presidente?

-Creo que Kirchner con su sola presencia cambió el humor de la sociedad. Y esto desde luego es muy positivo. Creo que pasa fundamentalmente por sus actitudes, sus gestos, sus palabras, porque en cuanto a medidas concretas no son muchas las que se han tomado hasta ahora. Se percibe en Kirchner un sincero propósito de servir a los intereses del país, aunque es mi deber aclararle que no lo conozco ni de vista al presidente. No vaya a creer que me hecho oficialista.

-En cuanto a la pregunta acerca de dónde sale la capacidad de salir adelante hay factores circunstanciales que no deben ser obviados; hasta el canillita de la cuadra está hablando del precio internacional de la soja.

-Bueno, pero no se olvide que Maquiavelo atribuía el éxito de los gobernantes a la virtud y a la fortuna; es decir, la suerte. Y me parece que Kirchner es un hombre de suerte. Nunca se han dado las circunstancias internacionales que se dan en este momento.

-¿Cuando una fuerza política, como el caso del justicialismo actualmente, ocupa todo el escenario deviene necesariamente la fragmentación?

-Parecería que ocurre siempre así; vamos a ver. Pero previamente yo quisiera preguntarle: ¿es esto peronismo?

-Le leí que no tiene nada que ver con el estatismo y distribucionismo del primer gobierno de Perón.

-Le faltan dos elementos fundamentales del peronismo. Por un lado, autoritarismo. El peronismo siempre fue autoritario, aunque haya tenido una base democrática. Y en segundo lugar, su populismo. Además fíjese que ni Kirchner ni su entorno agitan para nada el folclore peronista; la marchita, los retratos, en fin, todas esas cosas puramente formales que a veces no son importantes pero que irritan a quienes no han sido peronistas.

-Tampoco se menciona al líder en los discursos.

-Para nada, para nada.

-¿Por qué será?

-Lo que yo hago es observar el hecho concreto; que es un gobierno que se dice peronista pero en los hechos de peronista tiene muy poco. Por suerte.

-¿Tendrá más que ver con la "juventud maravillosa"?

-Mire, fue una juventud tan castigada, tan traicionada, no solamente por Perón sino por sus propios dirigentes que a mi me parece bien que tengan su última oportunidad en la historia. Los sobrevivientes, por lo menos, algunos de los cuales acompañan a Kirchner, que tengan su oportunidad. No me parece mal.

-Percibe en ellos algún sentimiento de venganza, rencor?

-No, para nada.

-¿Los años cambian la mirada sobre los actores políticos? Por ejemplo, Frondizi, aparece reivindicado luego de 40 años.

-En la medida que el tiempo pasa las pasiones se acallan, los infundios se desvanecen (fíjese que a Frondizi lo acusaban de comunista) entonces hay una mirada más serena. Tal vez, otro motivo, es que aparezcan generaciones que rescaten valores que otros no supieron apreciar. Surge así la "justicia histórica", por decirlo de alguna manera.

-¿Y qué sitio cree que la historia le reservará a Menem?

-Mire, Menem todavía no terminó su carrera en la medida que sigue viviendo y sigue siendo un hombre político. Pero por ahora el sitio en que lo coloca la historia, tal como vamos, es deleznable. Es un hombre que prefirió un gobierno corrupto, un gobierno que violó permanentemente la ley, que no enriqueció ni hizo próspero al país y en el que hubo un disfrute personal y de sensualidad cuyo recuerdo molesta mucho todavía. De modo que creo que Menem no va a tener un lugar brillante en la historia.

-¿Y qué piensa de Duhalde y Alfonsín?

-Mire, Duhalde, nos guste o no, ha sido protagonista y actor de un proceso de recomposición institucional muy difícil. Lo hizo y lo hizo bien, y hasta este momento no interfiere para nada. Por Alfonsín tengo una admiración muy grande por encima de los errores que pueda haber cometido: fue el hombre que nos enseñó a vivir en democracia de nuevo, un político de raza, de vida austera. A mi me parece que se le va a reconocer esto en el futuro.

-Como a tantos, se me pasó por alto De la Rúa.

-A mí también.

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FOTO: GENTILEZA DIARIO LA NACION.

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