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 domingo, 25 de enero de 2004

Newell's se midió ayer ante Tiro Federal en el predio de Bella Vista en el primer amistoso de la pretemporada
El Bambino metió mano y cambió a tiempo
El equipo de Veira iba perdiendo por dos goles, pero en el segundo tiempo movió las piezas y consiguió la igualdad

Luis Castro / La Capital

Primeros setenta minutos de fútbol frente a un rival exigente. Como para ir poniendo las piernas y el juego en ritmo para lo que se viene. Newell's y Tiro Federal se pusieron a prueba como para ir sacando conclusiones y analizar las fallas a corregir en los días que faltan para el inicio de los campeonatos. El empate en dos goles dejó conforme a los dos entrenadores, pero sin dudas este ensayo les sirvió a los rojinegros para ir cubriendo el déficit de competencia que sufre a esta altura de la pretemporada.

La mejor lectura de lo que quedó reflejado en el amistoso la dio Jorge Solari, el DT tirolense. "Hubo un poco de diferencia a favor de Tiro, porque Ñuls viene de la pretemporada y está duro. En cambio nosotros estamos más sueltos", dijo el Indio con total certeza después del abrazo interminable que se dio con Veira al final de los dos encuentros. Pero el cotejo sirvió para que el Bambino pudiera observar el rendimiento de cada uno de sus dirigidos y probara las variantes tácticas que trata de implementar.

El 4-4-2. Tal como lo venía mostrando en las últimas prácticas, la lepra arrancó con el sistema de cuatro defensores, cuatro volantes y dos puntas. Pero lo más importante a observar era lo que podía suceder en el sector medio de la cancha. Villar se paró por derecha, el doble cinco con Torresi y Rosada y más recostado hacia la izquierda aparecía Silvani, quien debió hacer un desgaste importante para acompañar por momentos a los delanteros bien definidos como Scocco y Vásquez.

Apenas bastaron que transcurrieran 6' para que los Tigres se pusieran en ventaja a través de su nueva figura, Facundo Gareca, quien recibió la habilitación de Dueña y definió a un costado de Palos. La visita marcaba la diferencia con el manejo de la pelota mientras que los rojinegros evidenciaban la falta de ritmo futbolístico y de velocidad al ir a dividir una pelota. "Rosada, estamos mirando", se desesperaba el Bambino desde afuera después de que Romano encontrara los espacios para rematar de media distancia con libertad.

Metió mano. El mediocampo no funcionó de la mejor manera, porque a Villar le costó meterse en ritmo, Torresi corrió y metió mucho pero por momentos se desordenaba, Rosada estaba algo lento y el Cuqui iba y venía. Entonces Veira mandó a Adinolfi (por Cafasso), Zapata (por Villar) y Patiño (por Torresi) para tratar de tener la pelota. Mientras los de Ludueña ponían a prueba a Palos con un disparo de Romano.

Movió las piezas. Como la pelota no se conseguía el Bambino sacó a Ruiz para poner a Marino y salió Scocco por Paulo Rosales. Entonces, Zapata se paró un poco más atrás, Patiño pasó a la derecha, Paulo por la izquierda y el volante de Los Surgentes ofició de enganche. Arriba quedaron Vásquez y el Cuqui.

A partir de las variantes el juego leproso comenzó a encontrarse, pero el Pepi quiso parar una pelota dentro del área después de un centro desde la derecha con tanta mala suerte que se la tiró por encima de la humanidad de Lulú y Pierani ingresó con velocidad para tocarla hacia la red.

La reacción. Newell's ya mostraba otra cara, porque Patiño era el dueño y señor de la pelota. Y fue precisamente Jairo el que pisó el área con convicción para achicar la diferencia con un potente disparo. Seis minutos más tarde el Viejo habilitó a Silvani para que pusiera las cosas iguales. Y fue en ese instante cuando el Bambino se levantó de la silla para vociferar: "Nada que ver el primer tiempo con el segundo, nada que ver".

Sin dudas que nada tuvo que ver lo hecho en el primer tiempo con el segundo. Es cierto que Newell's mostró dos caras, una en la que no podía encontrar la pelota ni el conductor que marcara el camino. Y la otra donde hubo un mayor control del juego.

El resultado apenas es anecdótico, porque la idea central era comenzar a sumar minutos para encontrar la puesta a punto ideal. Pero el hecho de haber podido equilibrar un marcador adverso es un buen aliciente. El puntapié inicial se dio y ahora la meta será encontrar el equilibrio justo para hacer un equipo fuerte, sólido y contundente.

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Paulo Rosales desaira a Javier García en un ataque leproso.

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