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 domingo, 25 de enero de 2004

Comunicación: Palabras con música

La música constituye un código comunicacional que permite a las personas relacionarse entre sí, ya sea para compartir una misma tradición cultural o para la integración de diferentes culturas.

La música en sí misma es lenguaje no verbal (una obra musical comunica) y es parte de la expresión paralingüística que acompaña nuestras palabras. Metaforizando algunas formas de interacción al saludarnos, con algunas melodías musicales, surgen las siguientes preguntas: ¿Alguna vez pasó que al levantarte un día tenías ganas de saludar a todos con un buenos días que suene como un allegro spirituoso y observar en los rostros de las personas saludadas algo así como una expresión entre desconcertada y sonriente?

Y otras veces por la tardecita ya muy cansada saludaste con un "buenas" con melodía de "adagio andante doloroso" y, en tal caso, la gente te mira como diciendo: "pobre..."

De cualquier manera a la hora de encontrarnos con otras personas y, acaso, saludarlas, parece inevitable que el ánimo de nuestro cuerpo tenga una considerable influencia sobre el saludo en sí, a través de las melodías con las que lo acompañamos.

Parece evidente que, de no mediar intención de disimulo, lo que más fácilmente sale a relucir a la hora de saludar es el hecho de que el tipo de melodía que imprimimos tiñe de diferentes maneras el saludo y que, según sean esos tonos, las otras personas interpretarán según a ellas les parezca y pensarán que nosotros nos encontramos de tal o cual manera.

Con tal o cual melodía transformamos un saludo en motivo para que la gente se dé cuenta de nuestro estado de ánimo, y también puede servir para que alguien a quien apreciamos sienta que con nuestra forma de saludarlo estamos abriéndonos a un encuentro que deseamos sea benefactor para ambos.

Ahora bien: la música es comunicación y actúa como lenguaje no verbal, pero ¿qué comunica una forma rítmica específica? ¿cómo comunicamos con palabras las sensaciones que nos transmiten los sonidos?

Cuando captamos música llega el mensaje estético acompañado de lo que podríamos denominar el aspecto metacomunicativo. Por ejemplo, el arte que se manifiesta trayendo consigo un mensaje social y político; o la evidencia de que emociones implicadas en la creación artística como el amor, el patriotismo o la lealtad, hacen surgir determinada forma musical.

Además, el ritmo, la melodía y la armonía se integran en una misma obra evidenciando un aspecto significativo de la visión sistémica de la comunicación humana. Este aspecto es la realimentación. Haciendo una analogía podemos ver que el ritmo y la melodía coexisten comunicándose entre sí mensajes de aparición, duración e intensidad de lo que puede resultar un acoplamiento perfecto entre ambos, provocando que de esto surja la experiencia de lo bello. Tal vez si escuchamos con atención, vemos que cuando entre las personas existe este tipo de coexistencia es cuando resulta un encuentro benefactor.

Podemos decir que hay un mensaje trascendente en el hecho musical dado que es un hecho social, religioso y transformador. El hecho musical es social porque cada cultura crea su propio lenguaje cuando hace su propia música, determinando así un modelo cultural. Cuando es practicada de manera grupal, como ocurre generalmente, tiene implicancia social ya que favorece la experiencia de sentirse aceptado por los semejantes permitiendo la cohesión e integración entre quienes lo ejecutan, y entre ellos y el público.

El hecho musical es religioso y como tal básico de "lo humano", dado que sirve como instrumento para enfrentar el miedo o la soledad.

Por último, el hecho musical transforma el cuerpo, haciéndolo mover y percibir emociones con la consecuente transformación del estado de ánimo de quien escucha música. Además, permite el acercamiento de las personas a través de la danza abriendo un abanico de posibilidades comunicacionales.

La música es una realidad estructurada dado que toda obra tiene un aspecto formal. Un compositor escucha los dictados de su corazón para elegir qué quiere expresar, y los de su mente para ordenar lo que su intuición le dice.

De esta manera podemos decir que como expresión comunicativa no verbal, la música presenta con igual intensidad un aspecto analógico (a través del cual se expresan las emociones a las que se quiere aludir) y un aspecto digital (que hace posible atender al problema de la forma y la estructura con asombrosa minuciosidad, constituyendo un sistema simbólico propio, el de la notación musical).

Podemos decir finalmente que hay música en nuestras maneras de comunicarnos y hay mensajes que se intentan comunicar en cada expresión musical.

Patricia Flanigan

Especialista en comunicación humana

www.ich.com.ar

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