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 domingo, 25 de enero de 2004

Moda: Colecciones de alta costura

La alta costura de París volvió recientemente a fabricar sueños con la presentación de las colecciones primavera-verano 2004, pero esta suntuosa fantasía será más accesible que nunca, según la Federación Francesa de la Costura. Su presidente, Didier Grumbrach, está convencido de esta calificación y no es el único en considerar que la alta costura francesa, etiqueta única en el mundo, se ha convertido en un producto más "consumible" hoy que hace unos años y por un mayor número de mujeres.

Por un lado, los precios ya no son lo que eran, en gran parte porque los bordados e incrustaciones de piedras, plumas y sedas que la caracterizaban han disminuido considerablemente, al igual que el número de empresas, trabajadoras especializadas y las horas empleadas en la elaboración de cada modelo.

Grumbrach comentó que un mayor número de mujeres pueden permitirse hoy el lujo de comprarse un vestido hecho a mano y a medida por un modisto de la alta costura, con motivo de una gran ocasión o un momento especial. Uno de los problemas de esta nueva etapa de la alta costura y que muchas mujeres ignoran, es que para mantener al sector y a las artesanías que lo completan, se debió cambiar algunas normas y exigencias. Las mujeres, princesas, millonarias, estrellas de cine y miembros del jet set internacional que antes solían adquirir veinte o más piezas en cada colección de alta costura, es decir dos veces al año, tienden ahora a utilizar con igual entusiasmo el pret-a-porter de lujo o simplemente un buen diseño.

Además, según el modisto al que se recurra, los precios no son tan diferentes entre un modelo de fabricación industrial del pret-a-porter más lujoso como puede ser el de Dior o Chanel, o el de una firma menos conocida.

Elegancia absoluta

Karl Lagerfeld convirtió el desfile de alta costura para la primavera-verano 2004 en una oda a la belleza femenina y propuso a la mujer la elegancia absoluta como única opción. El modisto alemán no dejó escapatoria a sus clientas de lujo, princesas, estrellas de cine, millonarias o grandes ejecutivas y esposas de ministros y presidentes. De día el tradicional traje de chaqueta Chanel tendrá, en general, un solo color: negro, marfil, rosa y beige muy claro.

La chaqueta de hombreras estructuradas pero sin exageración alguna no marcará la cintura el próximo verano, sino que terminará recta en las caderas, donde su aureola levemente masculina dará paso a un estallido de feminidad.

Los largos serán variables, cortos hasta la rodilla de día, mientras que de noche y para las grandes ocasiones, los bajos, a veces asimétricos, rozarán los tobillos por detrás.

El volado, terminado a menudo en un mini volado bordado o de tul deshilachado, adornado con pequeñas plumas será el elemento clave del verano que viene. Las faldas, vestidos cortos y blusas tendrán, en general, dos o tres pisos de volados bordados o no.

Si el conjunto es negro, se lucirá con chaquetas rectas monocolor, o podrán tomar forma de cazadoras punteadas con una falda bordada con puntillas blancas.

Los colores violentos como el amarillo ultra limón o el coral fueron escasos, pero no estuvieron totalmente ausentes, al igual que los pantalones en esta colección dominada por el blanco, el negro, solos o combinados entre sí, y por los tonos más claros de la paleta.

La novia Lagerfeld-Chanel lucirá una inmensa capa de tres pisos de volados, bordada, adornada con flores de tul y cerrada con un gran lazo por delante, sobre un vestido blanco recto, levemente ondulante.

Otros diseñadores

"Más lejos todavía", podría ser el lema del modisto John Galliano, que ofreció el gran desfile espectáculo de colecciones de alta costura francesa para la próxima temporada estival, inspirada en su reciente viaje a Egipto.

Fieles a su cita, los invitados fueron alcanzando la región de la capital francesa, situada entre uno de los meandros del río Sena y el bulevar periférico, entre el hipódromo de Longchamp, la gran cascada vecina y el parque de Bagatelle.

A cambio Galliano los llevó lejos en el tiempo, pasado y futuro con ese arte que domina hasta la perfección y por el que fue ovacionado al final del desfile, cuando saludó vestido con un elegante traje negro.

Con la colección, el país de Tutankamón (siglo XIV antes de Cristo) trajo a las pasarelas francesas el lujo desbordante de tumbas faraónicas, la belleza de legendarias diosas y figuras femeninas, oros y plisados, poderosos maquillajes y la frescura de turquesas y corales.

Donatella Versace presentó a una mujer de melena rubia extralisa hasta la cintura. El satén inunda los trajes de día, bien en traje de chaqueta en color blanco o en vestidos entallados hasta la rodilla en tonos malva y gris. Para la noche, la diseñadora italiana opta por los vestidos largos y vaporosos rematados en la parte baja por flecos y volados o por los minivestidos. La colección, como en otras ocasiones, derrocha una gran dosis de sensualidad.

Emanuel Ungaro ha hecho un llamativo retorno a los orígenes de la alta costura con un desfile sexy y voluptuoso, adornado con bordados en piedras y estampados de colores vivos. Lo presentó en sus salones de la avenida Montagne ante clientas, profesionales del sector y periodistas especializados. Dada la habitual audacia de su arte, quedó claro desde un principio que la vuelta a los orígenes de Ungaro se acercaría no al contenido, de indudable actualidad, sino a las 25 piezas presentadas en lugar de las hasta hace poco 50 ó 75 obligadas sobre una pasarela (lo que el modisto hizo sin timidez y en la resplandeciente claridad de un bello día). Para eso, en cada una de las salas por donde pasaron las modelos colocó uno o varios sillones y sofás donde se sentaron, conversaron entre ellas y saludaron a los amigos allí presentes.

En este contexto pudo verse con claridad que uno de los elementos fundamentales de la colección del modisto italiano será el cuerpo femenino, en especial las piernas, largas, casi interminables. Para adornarlas, y como pieza clave en cualquier conjunto del verano próximo, se vieron sandalias multicolor de taco altísimo con incrustaciones de piedras.

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