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 domingo, 16 de noviembre de 2003

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"Yo, Augusto": Un retrato sobre la muerte y la injusticia
En su nuevo libro, publicado por Aguilar, el argentino Ernesto Ekaizer construye una premiada biografía política sobre el general Pinochet

Gustavo Bernstein

En "Yo, Augusto" el periodista Ernesto Ekaizer encara una biografía política de Augusto Pinochet, desde los prolegómenos del golpe que derrocó el gobierno de Salvador Allende, el 11 de setiembre de 1973, hasta el sobreseimiento del ex dictador chileno en julio de 2002, por los delitos de secuestro y homicidio.

"Luego de ser arrestado en octubre de 1998 por Scotland Yard y de pasar casi diecisiete meses confinado en Surrey, Pinochet fue despojado de su fuero parlamentario y procesado en Chile; y aun cuando una supuesta «demencia senil» lo libró del juicio, su desafuero y procesamiento permitieron otros procesos similares en Chile", subrayó Ekaizer.

"Como la Ley de autoamnistía de 1978 bloqueaba cualquier intentona judicial -especificó- esos 503 días que pasó Pinochet retenido fueron decisivos para que en Chile se alentaran 322 procesamientos judiciales y 329 autos de procesamiento".

Publicado por Aguilar, el volumen de mil páginas disecciona cada movimiento de Pinochet, en un rompecabezas que abarca desde la política estadounidense, pasando por los malabarismos diplomáticos del ex ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, a los desvelos del juez Garzón por conseguir la extradición a España.

"Pinochet decide sumarse al golpe de Estado a último momento porque ve que si se pone en contra lo van a barrer; incluso él comenzó pidiendo los expedientes de retiro de varios generales y, al ver que no se los presentan, retira esa exigencia: es ahí cuando hace un recuento de fuerzas, cambia su posición y decide ponerse a la cabeza de la sublevación", explicó el autor.

"La mañana del golpe se revela como un personaje sanguinario, brutal -apuntó-, que coordina persecuciones, asesinatos y actos terroristas conocidos como «la Caravana de la Muerte», a partir de la creación de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina)".


El amigo americano
En el texto hay documentos que comprometen a la CIA y a Henry Kissinger (entonces secretario de Estado de Richard Nixon) en el bombardeo de la Casa de la Moneda y sobre la "Operación Cóndor", un dispositivo de cooperación entre dictaduras sudamericanas para exterminar a la oposición.

Se mencionan también los asesinatos del funcionario de la ONU español Carmelo Soria, del general Carlos Prats en Buenos Aires, del ex ministro de Defensa Orlando Letelier en Washington, y la huida del abogado catalán y ex asesor de Allende, Joan Garcés.

"Garcés se convertirá en el antagonista judicial de Pinochet en España; si bien todo empieza cuando el fiscal Carlos Castresana denuncia en los tribunales españoles el caso argentino que pasó al juez García-Castellón y de éste, a Baltazar Garzón", apuntó Ekaizer, ganador del premio Ortega y Gasset por la investigación.

Parte del libro se interroga sobre si la justicia española tiene jurisdicción sobre los delitos cometidos en otro país o si puede el gobierno de España inmiscuirse en la decisión de un juez. "No se trata de la autoridad moral de España para enjuiciar (la democracia española está fundada en una ley de amnistía a la dictadura franquista promulgada por el Parlamento), sino de jueces que creen en un derecho internacional que les permite sostener esas causas aun sin aval del poder político del país", señaló.

"Si fuera por el Partido Popular (PP) como el Socialista (Psoe) -aclaró- el caso no hubiera existido, hasta Felipe González dijo que «cómo íbamos a dar nosotros lecciones de democracia cuando hemos amnistiado los crímenes del franquismo»".

Nacido en Argentina, Ekaizer trabajó en La Opinión; en 1976 emigró a España, donde pasó por la revista Cambio 16 y los diarios La Vanguardia y El País (del cual es director adjunto), medio para el cual cubrió el "caso Pinochet" como corresponsal en Londres.

Ekaizer también escribe sobre las dificultades del juez Garzón (que instruía el caso argentino) para tomar el caso chileno, la lucha de la diplomacia de ese país para lograr la vuelta del militar, los pasos del gobierno español y las resoluciones judiciales británicas. El ministro del Interior del Reino Unido, Jack Straw, en marzo de 2000, negó la extradición debido a la opinión de tres médicos y una neuropsicóloga sobre "un deterioro en el estado de salud de Pinochet", por lo que no podía "enfrentarse a un juicio".

En Chile, en enero de 2001, el juez Guzmán dictó el auto de procesamiento de Pinochet en concepto de autor-inductor de los delitos de secuestro y homicidio de 57 personas y de autor de los secuestros de otras 18, y aunque en julio de 2002 se dictó el sobreseimiento definitivo, "este proceso abrió las puertas para la Justicia en otros casos", concluyó Ekaizer.

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