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 viernes, 14 de noviembre de 2003

La reconciliación es posible y necesaria

El domingo último, La Capital publicó un reportaje relativo a la reunión que mantuvieron el ex líder guerrillero Gorriarán Merlo, el hijo y el nieto de una de sus víctimas de los trágicos años 70, recientemente fallecida: el ex gerente del Swift y cónsul inglés, que fue secuestrado por el ERP del cual Gorriarán era uno de sus líderes. Mas allá de que el ex guerrillero no se muestra arrepentido para nada de su accionar y relata dichos hechos minimizándolos casi como si se comparasen con una travesura o un juego propio de la fogosidad juvenil, lo rescatable de dicha entrevista es que familiares de una de las víctimas o sea víctimas conexas y uno de los victimarios de uno de los crímenes de la década del 70 se reunieron y convivieron en paz y estuvieron dispuestos a reconciliarse, incluso sin abjurar de sus recíprocas convicciones. Esto se inscribe en la misma línea que la actitud de la joven Evelyn presunta hija de desaparecidos y apropiada por represores quien en una actitud aceptada por la Corte Suprema se ha negado a someterse a un estudio de ADN porque no quiere volver al pasado sino edificar su vida hacia el futuro. Si estos ejemplos se multiplicasen las energías y recursos que se malgastan en estériles revanchismos totalmente inútiles para modificar el pasado o suprimir sus efectos se volcarían con mucho mas provecho a afrontar los graves problemas actuales que padece nuestro país, nuestro pueblo. Tomemos los ejemplos de Estados Unidos que después de su mortífera guerra civil en la cual tuvieron mas bajas que en todas sus guerras posteriores, dejaron totalmente de lado los antagonismos entre norte y sur y se encaminó hacia su grandeza mundial, o de Italia que luego de la Segunda Guerra Mundial se abocó a reconstruirse y a edificar una democracia sin detenerse a revisar su pasado fascista; o España, en que luego de la muerte de Franco, franquistas y antifranquistas, incluso socialistas y comunistas convinieron el célebre Pacto de la Moncloa que fue el inicio de la inserción de España en Europa y su paulatino progreso que la llevó a su prosperidad actual e incluso los procesos posteriores a sus respectivas guerras civiles aquí en Latinoamérica, en Chile, Uruguay, Brasil, Salvador y Guatemala. En cambio nosotros seguimos frenados por el pasado. Llama la atención que mientras actores de primera línea de la década fratricida insinúan voluntad de superación, ignotos personajes de aquellos tiempos o bien personas que tocan de oído porque no participaron con una soberbia y odio llamativo pontifiquen ni olvido ni perdón propugnando una falsa justicia. Porque justicia lenta no es justicia, ni menos una justicia asimétrica como ellos pretenden. Matar o secuestrar es de la misma naturaleza ya sea que lo haya efectuado un guerrillero o un represor. Y tanto uno como otro salvo excepciones accionaron convencidos de que lo hacían por un ideal y no por provecho personal. Esas circunstancias excepcionales y personales son las que han motivado que la ciencia jurídica originase los institutos de amnistía e indultos -que no son inventos argentinos- para conciliar la justicia, con la paz y en aras del progreso.

Raúl Ghione



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