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 domingo, 05 de octubre de 2003

Cazando fantasmas propios y ajenos

No todos los fantasmas que recorren el hospital Suipacha son propios. Algunos les fueron delegados por la misma sociedad que lo contiene y expresa en ellos sus miedos y ansiedades. "Para el común de la gente, el hospital psiquiátrico aún tiene habitaciones acolchadas, con puertas de gran espesor y una mirilla desde donde se observa al paciente, en consonancia con las imágenes que distribuye Hollywood y que han quedado grabadas en el imaginario colectivo", alega Néstor Berlanda, asesor de la dirección del hospital.

Esa construcción sobre la violencia de los pacientes está en disolución no sólo por la diferencia en su trato sino por su condición. La experiencia de la médica psiquiatra Gabriela Bolletini, miembro del equipo interdisciplinario de internación, es ilustrativa: "Cuando alguien llega al hospital, comúnmente está en inferioridad de condiciones y no se manifiesta violento sino con miedo. Eso hace que sea dócil, aunque, claro, nunca descartamos un brote que nos traiga problemas". A esa visión se agrega la idea de que el acompañamiento, el cuidado de las personas y la atención mediata o inmediata de sus demandas siempre disminuyen los grados de violencia.

Otro de los grandes fantasmas inserto en ese mismo imaginario pinta al psiquiátrico como un depósito de personas. Para exorcizar esa estigma, el instituto cuenta con un dispositivo de talleres creativos que busca despertar los intereses personales de cada paciente y darles cauce. "Los talleres tiene una finalidad clínica. No se pretende enseñar una técnica, no es laborterapia, sino buscar la manera de construir lazos con el afuera del hospital", aseveró la psicóloga Celina Pochettino, coordinadora de los talleres de expresión. Hoy funcionan los de escritura y dibujo a los que se suman los de costura y tejido, alfabetización, artesanías y musicoterapia.

"Uno de los casos que mayor satisfacción nos brindó el dispositivo fue el de una paciente que le gustaba pintarse y estar arreglada. Vinos esa tendencia y una profesional comenzó a enseñarle algunos secretos. Así empezó también a ser la cosmetóloga de otras internas. Eso despertó en ella un recuerdo sobre el trabajo que realizaba antes de llegar al hospital y ahora volvió a ser manicura como antes. Eso le permite recomponer sus vínculos con el exterior, situación que además será aprovechada para reinsertarse en el mercado laboral", comentó Pochettino. La estrategia es que cuando esté afuera del hospital pueda desenvolverse sin subsidios ni limosnas.

Esas actividades se complementan con otras de tipo recreativas y laborales. Entre las primeras se destacan las caminatas de los martes y jueves al parque del Patio de la Madera donde además se hacen juegos. Y las ya tradicionales salidas a la cancha de Central Córdoba, cuando los charrúas son locales. Entre las segundas, la venta del diario "El Eslabón" que les deja algún dinero, el puesto de tejido y costura en la plaza Sarmiento y el de flores en Suipacha y Santa Fe. En todos los casos, los emprendimientos están a nombre de las personas y no de la institución. Más adelante, se prevé la instalación de un box en la feria de libros de la Plaza Sarmiento y un sueño grande de la comunidad del Suipacha: la creación de "viviendas protegidas" para los casos de larga internación.

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