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 domingo, 05 de octubre de 2003

Horacio Bucci: "Vamos en busca de la subjetividad perdida"
El director del Suipacha explica los alcances de un proyecto que pretende rescatar a los sujetos de la voracidad de las instituciones

La sala está pintada de verdecito y el director se enorgullece de haber escogido el color en una compulsa colectiva. Lo mismo hizo para elegir la pintura que renovará las paredes de la zona de dormitorios y hasta las cortinas de los nuevos box en que se dividirán los antiguos pabellones. "Horizontalidad", la denominan los profesionales del Centro Regional de Salud Mental Dr. Agudo Avila. "Trabajo en equipo", prefiere definir Horacio Bucci, el director del hospital. Con tres años en su cargo y un año y medio de implementación del Programa de Desinstitucionalización, Bucci se apasiona cuando habla, llena el ambiente de humo y hasta golpea la mesa como lo hacía en su época el cómico y polémico Corzo Gómez. "Vamos en busca de la subjetividad perdida", espeta y agrega: "Este es un proyecto por la vida, es por la recuperación de los sujetos".

-¿Cuál es el objetivo final de la desmanicomialización que pretende este proyecto?

-El lineamiento general del proyecto institucional es la subjetivación de las personas internadas y de las que están viviendo acá. Porque algunos han perdido los vínculos, sus familias, y no han conseguido hacer lazos de otras maneras para reinsertarse en la sociedad; a veces por falta de laburo o por falta de vivienda. Vamos en busca de la subjetividad perdida.

-¿Cómo es eso de que una institución debe desinstitucionalizar?

-El manicomio no es el lugar, sino las prácticas que se realizan. Y las prácticas desintituyentes tienen que ver con cómo y para qué se hacen las cosas. Eso es lo que marca la ruptura entre un proyecto institucional que desintituye, interpela lo que está dado como natural, como lo que es así y siempre será así. Una de las formas de desinstitucionalizar es ir rompiendo con eso. Lo que está en cuestión no es la institución como institución en sí misma sino las prácticas en su interior, esto marca la diferencia entre un proyecto con prácticas no manicomiales y el manicomio.

-¿Es este un proyecto novedoso?

-En verdad siempre ha habido prácticas desinstitucionalizantes pero ahora están más sistematizadas. Y cuando se determinan las prácticas, como en este proyecto, a su vez se decide qué tipo de recursos humanos serán necesarios para realizar ese trabajo. Para ello hemos incorporado trabajadores sociales, abogados, talleristas, que se sumaron a los psicólogos, psiquiatras, médicos clínicos, enfermeros, mucamas y todos los que hacen día a día el hospital.

-¿Se puede hacer una evaluación del programa de desinstitucionalización?

-Los efectos son en principio singulares. No estamos todavía en condiciones de hacer una evaluación general del proyecto, pero sí de algunos efectos particulares en determinados pacientes. Por ejemplo, el caso de la paciente que estuvo internada más de 15 años y se incorporó desde hace dos años a trabajar en el carrito de flores de la esquina de Suipacha y Santa Fe. Como emergente de ese trabajo, de salir a la esquina, de estar vendiendo flores, se comienzan a despertar algunas cuestiones relacionadas con el afuera. A partir de eso, la abogada se pone en contacto con el ex marido de la paciente, que tiene una casa abandonada. Era una paciente estabilizada sin crisis, pero que no tenía dónde ir. Con el trabajo de la gente del hospital, ayudados por el personal de mantenimiento se arregla esa casa, se hace un acta de acuerdo con el ex marido que le cede la casa en uso y hace un año que esta persona vive allí. Todo esto a partir de este contacto con el trabajo que le permite a ella pensar, demandar, a decir que se quiere ir de la institución. Empiezan a aparecer estos circuitos, que antes no estaban, gracias a la atención de los trabajadores sociales, la abogada, los psicólogos, los psiquiatras y la gente de mantenimiento. Ese es un ejemplo concreto de esta política.

-¿Qué se ha hecho con el aumento en el presupuesto del hospital?

-Es un presupuesto interesante que nos está alcanzando bien. Estamos haciendo obras para fortalecer la gestión. Y además sirve para tomar colectivos en los seguimientos a los pacientes y hasta para ir a la cancha, como una actividad recreativa. Pero lo más importante es que hasta hace tres años se llovían los techos, los colchones estaban hechos mierda y no había medicamentos (muy caros en psiquiatría), ni sábanas. Ahora se arreglaron los techos, se pintaron las salas, se están haciendo box de dos personas, ya no hay más pabellones donde había 10 o 12 personas, con luces individuales, mesitas de luz y roperos. Hoy los baños tienen agua fría y agua caliente. Las transformaciones en el ámbito edilicio sirven para dignificar a las personas que están viviendo aquí o para aquellas que están en tránsito, debido a una crisis ellas pasan aquí una semana, un mes o dos. Eso también es parte de la desinstitucionalización aunque algunos digan lo contrario.

-¿Cree que cuanto menos tiempo esté el paciente aquí mejor?

-Un paciente debe internarse en una institución cuando las otras estrategias terapéuticas han fallado o requieren a veces de una aislamiento como terapia posible. Y el tiempo de internación tiene que ver con la recuperación de esta situación de crisis. Y luego tiene mucho que ver la situación social y familiar, es decir, si el paciente puede reinsertarse en esos núcleos. El tiempo de recuperación es individual, nosotros apuntamos a que esté el menor tiempo posible, siempre y cuando evaluemos que el paciente está en condiciones de reintentar y de volver a sus vínculos.

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