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 miércoles, 01 de octubre de 2003

Tres años de prisión no efectiva a un docente de la escuela Mariano Moreno
Condenan a un maestro por abusar de seis alumnas de un quinto grado
Ocurrió en abril de 2000, cuando las nenas tenían 10 años. El docente ahora inhabilitado se salvó de ser linchado

María Laura Cicerchia / La Capital

Un maestro de lengua que en abril de 2000 cubría reemplazos en el 5º grado turno tarde de la escuela Mariano Moreno fue condenado a tres años de prisión condicional e inhabilitación para ejercer la docencia por abusar de seis alumnas de 10 años, a las que acarició y besó en la última hora de clase. La sala IV de la Cámara Penal consideró que esas caricias fueron algo más que demostraciones de afecto y confirmó, en un fallo definitivo, la condena que le había impuesto un juez de primera instancia.

El caso llegó primero a oídos de los padres que el 27 de abril de 2000, a las 17.15, aguardaban frente al colegio de Paraguay 1251 la salida de sus hijos. Al enterarse por boca de las nenas que un docente suplente las había manoseado en horario de clase, los padres reaccionaron con furia. Uno de ellos quiso entrar a lincharlo en el momento, armado con el matafuego y la llave cruz de su auto. Después el incidente cobró amplia difusión pública y alarmó a todos los padres del quinto C del turno tarde, que en los días posteriores decidieron no enviar a sus hijos a clase hasta que todo se normalizara.

"Vamos a instar la acción penal y seguir hasta las últimas consecuencias para que (el docente) no esté nunca más delante de un curso, porque lo que hizo es horrible", bramó entonces una madre rodeada de otros padres y alumnos frente a la comisaría 2ª, donde radicaron la denuncia acompañados por la vicedirectora, María Teresa de Bartolussi.

Los padres denunciaron los abusos en Tribunales y así se originó el proceso que acaba de cerrar con la firma de los camaristas Guillermo Fierro, Rubén Darío Jukic y Antonio Paolicelli. En el curso de la investigación, las pericias psiquiátricas que le practicaron al docente Armando José Ceballos demostraron que tenía una personalidad inmadura y dificultades para comunicarse con adultos. "Es un niño tanto en su forma de actuar como de pensar", sostuvo el examen.


Algo más que afecto
Durante el juicio que se concentró en el juzgado de Sentencia Nº 2, a cargo de Antonio Ramos, lo que estuvo en juego fue cómo definir si las caricias que Ceballos había efectuado a sus alumnas tuvieron o no un sentido sexual. Los manoseos ocurrieron cuando ocho chicas quedaron solas en el aula con el maestro, quien las besó en el cuello, las tocó y las retuvo entre sus piernas.

Para la defensa de Ceballos, que no negó la existencia de las caricias, ese comportamiento no se diferenció "de lo que hubiera hecho otro niño" con la "inocencia" propia de la edad. "Reconocemos que no debe estar al frente de un curso de menores y someterse a tratamientos psicológicos, pero no que deban condenarlo por cosa de chicos", propuso el defensor, remarcando con esa frase que las propias pericias habían mencionado la inmadurez del docente. En cambio, para los jueces de la Sala IV, estuvo claro que los manoseos tuvieron un "claro sentido sexual".

Las niñas afectadas, según relataron entonces sus padres a La Capital, en los días posteriores al incidente aún no se recuperaban de la experiencia. "Algunas lloraron todo el día, no pudieron dormir o no querían quedarse solas", dijo una crónica de este diario.

La principal prueba que la Justicia encontró contra Ceballos fue el relato de las propias niñas, que no sólo refirieron lo que les pasó a ellas sino que presenciaron cuando sus compañeritas eran abusadas. Para los jueces, "no se puede presuponer que exista una confabulación previa" entre las nenas. En una sentencia del 4 de abril pasado, el educador fue condenado a tres años de prisión condicional e inhabilitación especial para cumplir la actividad docente por el mismo lapso.

La condena fue confirmada con una salvedad: según los camaristas, sólo en seis casos se comprobó el "propósito libidinoso" de las caricias, y no en los ocho que inicialmente le habían imputado. Quedaron fuera de reproche los casos denunciados por dos nenas. Una refirió que el maestro la abrazó e intentó besarla pero ella se lo impidió. La otra, que el docente la abrazó y, a través del bolsillo del delantal, le tocó una pierna "a la altura de la cintura". Esta modificación no alteró el monto de la condena, ya que le impusieron el mínimo del delito de abuso sexual agravado.

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Algunos padres sacaron a sus hijos de la escuela.

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