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 jueves, 04 de septiembre de 2003

Grave denuncia del juez de alzada Civil y Comercial José María Serralunga
Secuestran y trasladan en su auto durante dos horas a un camarista
Le robaron 300 pesos y objetos personales. Cuando lo liberaron sufrió un infarto. Investigan a dos detenidos

Un juez de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario denunció a la policía que un par de sujetos lo secuestraron al caer la tarde del martes, y que luego de retenerlo durante un par de horas le robaron 300 pesos y un par de objetos personales. Después de hacer la denuncia en la comisaría 3ª, muy cerca del lugar donde lo abordaron y también lo liberaron, el magistrado sufrió un infarto de miocardio y tuvo que ser internado en un instituto especializado, donde permanecía hasta anoche en la unidad coronaria.

La denuncia fue realizada el mismo martes a la noche por el camarista José María Serralunga, de 69 años, quien se desempeña como miembro de la Sala Segunda de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de los Tribunales locales. Ahora está en manos del juez de Instrucción Luis María Caterina, quien ya abrió una causa y encomendó la investigación del episodio a la sección Seguridad Personal de la Unidad Regional II de policía, que está a cargo del comisario principal Sergio Aguilar. Anoche, la policía investigaba la relación de dos detenidos, cuya identidad no trascendió, con el secuestro del juez.

Según el relato que Serralunga hizo ante los oficiales de la seccional 3ª, antes de descomponerse, estaba a bordo de su auto -un Ford Focus- esperando a que su hijo adolescente saliera de una clase particular, en Catamarca al 1900, cuando fue abordado por dos sujetos armados que se subieron al vehículo. El juez dijo que le dieron un cachetazo, lo desplazaron del lugar del conductor al del acompañante y le ordenaron que no los mirara.

Luego el auto se puso en movimiento, pero el camarista no pudo decir con precisión hacia dónde lo llevaron. –Me quitaron los lentes y no pude ver nada", sostuvo. Sin embargo, dijo que podrían haberlo trasladado hasta Granadero Baigorria o Capitán Bermúdez, en base al –fuerte olor a celulosa" que sintió en el trayecto.

Mientras tanto, los delincuentes le exigían dinero y de hecho se apoderaron de 300 pesos que en ese momento tenía en la billetera. También le robaron un reloj y una pulsera de oro. Aunque el dato no figura en la denuncia que asentó en la policía, los sujetos habrían accedido en cambio a no llevarse una cadena, también de oro, que tenía en el cuello. Lo habrían hecho accediendo a un pedido de la propia víctima, quien argumentó ante los desconocidos que se trata de un recuerdo de familia.

De acuerdo a la denuncia, el camarista fue abordado por los sujetos alrededor de las 19 y recién lo liberaron a las 21.15, casi en el mismo lugar donde lo habían raptado. Una fuente de la investigación reveló que durante ese lapso Serralunga se comunicó con otro juez, probablemente para pedirle dinero destinado a pagar su propio rescate. En cambio, no hay constancias de que haya llamado a algún miembro de su familia con el mismo propósito.

A los investigadores policiales les llama la atención algunos detalles. Uno es que los sujetos abandonaran a Serralunga en el sitio donde lo abordaron. Otro, que trasladaran al camarista durante tanto tiempo y que no lo llevaran a un cajero automático, algo frecuente en este tipo de hechos. Y también que lo liberaran sin obtener casi nada a cambio.

A las 21.15, cuando lo soltaron, Serralunga se dirigió directamente a la seccional 3ª, que queda a sólo dos cuadras del sitio donde lo dejaron. Allí contó lo que había pasado y al rato se sintió descompuesto. Poco después sufrió un infarto y tuvieron que internarlo en el Instituto Cardiovascular de Rosario. Un miembro de su familia, ante una consulta de este diario, prefirió no brindar más detalles del hecho e informó escuetamente que el juez –está bien".

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El sanatorio donde quedó internado Serralunga.

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