Editorial

Identidad e idioma

Los últimos informes de organismos especializados revelaron la abrupta caída del nivel de la educación en la Argentina. La situación, altamente preocupante y ya tratada en su momento por esta columna, no permite más vacilaciones: corresponde rectificar el rumbo con urgencia. Sobre todo en un ámbito que refleja mejor que ninguno el enorme error que significa haber confundido la inversión en dicho terreno con un gasto: las graves falencias que tienen los chicos a la hora de hacer uso de su propio idioma.

En tal sentido, corresponde calificar como oportuna la iniciativa del gobierno nacional de lanzar un concurso para que los ochenta mil alumnos que cursan de cuarto a séptimo grados en las nueve mil escuelas rurales con que cuenta el país produzcan sus propias historias, a fin de que las mejores entre ellas se difundan por importantes emisoras de radio.

El proyecto del Ministerio de Educación se lanzó oficialmente dos días atrás en la Escuela Vicente Gil, del departamento mendocino de Tupungato. Allí el ministro del área, Daniel Filmus, hizo acto de presencia junto a otros funcionarios para reafirmar el valioso carácter federal del programa –Personajes y leyendas de mi lugar", que procurará promover entre los estudiantes la investigación y redacción de historias y leyendas lugareñas, con el último objetivo de fortalecer la identidad de las comunidades a las que pertenecen.

Se trata, por cierto, de una significativa señal emitida por la cartera en torno de los contenidos que dan base a su acción cotidiana. –Este proyecto hace que volvamos a rescatar y valorar lo nuestro; podemos entrar en la globalización, pero siempre con nuestra historia y nuestras tradiciones", aseveró Filmus en un tramo de su alocución.

Pero no sólo los aspectos estrictamente identitarios son rescatados por el programa sino también aquellos que vinculan a la lengua con el quehacer de la literatura, donde las palabras adquieren la mayor riqueza e intensidad posibles. Los pequeños narradores protagonizarán de tal modo una experiencia que los pondrá en contacto con valores ajenos a la velocidad tantas veces sin contenido de los medios audiovisuales o Internet, para adentrarse en los mundos más profundos de la creatividad humana.

Sin dudas, una idea que no sólo merece el elogio, sino ser imitada y perfeccionada.