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 domingo, 10 de agosto de 2003

Rosario desconocida, el mapa de las emociones

José Mario Bonacci

En cualquier parte del mundo, el lugar en que se vive incentiva emociones y estados especiales. Esto se cumple siempre y cualquier paisaje, aglomeración urbana o conjunto construido hará vibrar a su gente. Escritos, poesías, músicas, que enriquecen el patrimonio universal lo afirman y los estados de comunión de personas con "su sitio" expresan facetas, pero seguramente el territorio de los sentimientos da su color vivencial a un punto determinado.

Esta complicidad alimenta el secreto de los hallazgos personales en momentos de unión sensible con lo que se recorre a diario. En una ciudad, se trata de la unión entre el cuerpo de piedra y la sensibilidad personal. Es una cuestión alimentada por los estados de ánimo.


Cientos de ciudades
Sorpresas, recuerdos, comparaciones, edades, tamaños, marcas, cicatrices, son materiales para construir esos momentos. Volcar sentimientos sobre la trama urbana hace posible que cada persona realice su experiencia personal. Así, nacen cientos de ciudades contenidas en el cuerpo de una sola ciudad, en relación acotada por un "orden interno" propuesto en su trazado.

El camino emocional, personal y comprometido, se transforma así en un acicate para otros procesos similares, ya que no imponen reglas ni límites. Se trata de ejercer la fuerza de los sentimientos por el lugar en que se vive, para que se manifiesten con todo su rigor.

¿Qué pasa entonces con nuestra ciudad y cómo realizar cada uno su experiencia? En este caso se procedió limitando parte del plano urbano local aconsejado por el primer hito del proceso que decidimos presentar. La ciudad tiene límites difusos, y una línea de "punto y raya" sobre un plano vale como arma de medición u orden administrativo, pero no es útil en el campo emocional.


Limitación geográfica
Las islas vecinas que pertenecen a Entre Ríos según una limitación geográfica político-administrativa, por su uso emocional y visualmente son nuestras desde siempre.

Entonces, sin que signifique un acto de exclusión, tomamos a la ciudad limitada claramente por el río, el eje circulatorio de acceso sur a puerto, la avenida de Circunvalación y el arroyo Saladillo para poder obtener un "perímetro ovoide" de límites definidos, controlables y exactos para fijar el centro geográfico.

Un círculo, figura geométrica de síntesis extrema, existe porque tiene un centro del cual equidistan absolutamente los puntos de su perímetro. En ese centro está también el centro de gravedad si la figura tiene espesor y peso constantes. Tomando un plano de la ciudad y pegándolo en un cartón rígido se recorta luego por el límite citado y se lo suspende de por lo menos dos puntos perimetrales separados, con hilo fino y flexible, dejando que tome su vertical y marcando en cada caso la línea que continúe la recta de cada hilo. Habrá entonces dos direcciones que se cruzarán en el plano de la ciudad, determinando un punto.

Consumiendo nostalgia por viejas clases escolares de trabajo manual, se habrá encontrado el centro de gravedad de la figura llamado "baricentro", y en el caso de la ciudad coincidirá con su centro geográfico, ubicado sensiblemente en el cruce del pasaje Gordillo con calle Cafferata, dato también citado en algunos textos escolares.

Este proceso en apariencia complicado, no lo es en absoluto y sólo exige prolijidad extrema. En cambio es necesario, ya que los límites de la ciudad abarcan zonas semi-rurales y el Aeropuerto local entre otros puntos, por lo que en este pequeño experimento el buscado centro se ubicaría en algún punto caprichoso o distante, dejando de ser cierto para el territorio del sentimiento y la emoción, que comprende también ciertos ejemplos citados en la anterior entrega de esta serie. Se ha desarrollado así un camino para "jugar" con la forma urbana.


El muro más antiguo
El muro más antiguo está en la Catedral. Integraba la iglesia de Timoteo Guillón de 1830 y cuando Arnaldi levanta el actual edificio en el año 1875, decide aprovechar el muro sur, eleva su altura y lo prolonga hacia el río en la situación en que hoy se lo puede apreciar. Este muro marca también la línea municipal vigente, sobre vereda norte de calle Córdoba.

A propósito de ésta, es también la vía circulatoria más extensa de la ciudad. Pues nace en el río, avanza hacia el oeste y aunque en Avellaneda cambia su nombre por el de Eva Perón, como marca urbana sigue siendo una única vía de movimiento.

Comparada con otras del país, Rosario es una ciudad de pasajes y cortadas. Marcos Paz, en barrio Echesortu, es la más extensa ya que parte desde Vera Mujica hacia el oeste y cubre más de 2 kilómetros, ubicada entre Mendoza y San Juan.


Testigo del encuentro
En pleno centro histórico, el Teatro Municipal "La Comedia", es testigo del encuentro entre Ricardone e Ingeniero Araya, único caso en la ciudad protagonizado por cortadas. Para continuar con la variación, la manzana fijada por 9 de Julio, Balcarce, 3 de Febrero y Oroño, es la única que cobija en la zona céntrica a dos pasajes paralelos como son Rosales y Tellier.

Y están aquellas callecitas que se resuelven en "cul de sac" con ingreso y salida por un mismo punto: Perfumo (Montevideo 4100), Centenera (Callao 500), Martín (Tucumán 3200), Pringles (Crespo 300), Harding (Avellaneda 100 bis), y Andalgalá (Rondeau 4200), no superando los 100 metros de longitud.

Esto es sólo un mínimo de diversos sitios urbanos que quizás por pequeños o escondidos son ignorados por una gran mayoría. Pero como en este campo de búsqueda intervienen el sentimiento y la actitud personal de cada uno con la intención de encontrarlos, seguramente volveremos sobre el tema, en una suerte de obstinada actitud de indagación para descubrir poro a poro el cuerpo de la ciudad.

(*) Arquitecto

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