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 domingo, 10 de agosto de 2003

Carlos Calvo y Mónica Ayos regresan hoy al teatro Fundación Astengo con "Casi un ángel"
Carlos Calvo: "Me alivia ya no ser siempre el protagonista absoluto"
El actor aseguró que con su trabajo en la tira "Costumbres argentinas" abrió una nueva etapa

Rodolfo Bella / La Capital

Carlos Calvo y Mónica Ayos regresan hoy, a las 20.30, con la comedia "Casi un ángel" al teatro Auditorio Fundación Astengo, Mitre 754. El actor dijo que se siente un privilegiado por estar nuevamente en carrera. A la gira de un año que concluye hoy en Rosario suma su trabajo en "Costumbres argentinas", una de las tiras más exitosas de la televisión del 2003. "Después de lo que me pasó, no quiero perderme las emociones contundentes, aquí y ahora", confesó a Escenario.

A su trabajo junto a Mónica Ayos en "Casi un ángel", Calvo suma las grabaciones del programa de Telefé que pelea palmo a palmo con "Son amores", de Canal 13, por el liderazgo de la audiencia, mientras se prepara para estrenar la obra "Money, money", en Mar del Plata en la próxima temporada de verano.

En "Costumbres argentinas" Calvo encarna el primer personaje de padre de su carrera. Con este trabajo, el galancito de los 80 cedió definitivamente paso al galán maduro. "No es fácil, pero insistir en lo contrario sería absurdo", dijo y añadió: "En aquella época vivía a un metro del suelo. Esto también es parte del crecimiento y quiero disfrutarlo".

-¿Qué siente cuando, tanto en televisión con "Costumbres argentinas" como en "Casi un ángel", le ofrecen personajes de galán maduro?

-Bueno, tengo que rescatar que, de una forma u otra, todavía me siguen diciendo galán (risas). Hay una vuelta de tuerca que le di a mi vida después de todo lo que me pasó y es que disfruto lo que antes me pasaba por arriba. Por eso ahora no me quiero perder nada. La verdad es que la época más gloriosa me la perdí porque me marginé. No disfrutaba todo lo que ahora quiero disfrutar. Pero respondiendo a eso, no me molesta para nada porque indica que me tienen presente.

-¿La telenovela limitó su carrera de actor?

-Para nada, porque no dejé de hacer teatro en veinte años. De hecho tuve el accidente cerebrovascular y lo primero que hice fue volver al teatro con "El prisionero de la Segunda Avenida". Cuando tuve que exponerme físicamente, lo hice. El alivio y el goce de esta profesión lo tengo arriba del escenario porque la devolución es contundente y ahí no hay defensa posible de nada ni de nadie.

-¿Qué le interesó del trabajo en "Costumbres argentinas"?

-Fundamentalmente volver a trabajar. Para mí lo más importante era eso y tener la posibilidad de hacer algo diferente que era un padre. Era la primera vez que me acomodaba en un lugar distinto. Tenía que ver con un crecimiento. Empecé a transitar un camino que no había recorrido y fue muy interesante. También me provoca placer que me hayan dado la posibilidad de compartir. Nunca me integré fácilmente con un elenco porque siempre fui protagonista absoluto de los programas que hice, pero acá tuve la posibilidad de integrarme a un elenco impresionante.

-¿Le costó correrse del lugar de protagonista absoluto?

-Al contrario. Me provoca alegría y además es un poco más aliviado. Lo disfruto minuto a minuto. Ojalá me hubiera dado cuenta de eso desde el principio. Lo que pasa es que desde que empecé en esta carrera arranqué con éxito y me colocaron en un espacio que era muy difícil bajar porque hice un éxito tras otro. Cuando estás ahí arriba es muy difícil bajar porque primero los productores no quieren, y vos tampoco. Te vas acostumbrando. La realidad tiene que ver con otra cosa y yo vivía a un metro del piso.

-Se la había creído...

-No, creo que ni eso, porque no la vi, no la disfruté. Me la perdí. Por eso ahora lo disfruto. Un poco más maduro puedo disfrutar del éxito de la profesión y de lo familiar. El hecho de estar pleno en lo personal, encontrar un equilibrio en los dos lugares, era algo que para mí no existía.

-En televisión también está compartiendo cartel con un seleccionado de actores de telenovelas de los 80...

-Al margen de las telenovelas de los 80, es un seleccionado de talentos. Es gente que hoy está vigente haciendo éxitos teatrales, y eso es una alegría. Después de muchos años ellos conservan el respeto que siempre les tuvieron como actores. Me produce una gran admiración y un gran placer trabajar con ellos.

-¿Cómo enfrenta el avance de la nueva generación de actores?

-Te pasan por arriba... Pero me dio mucho placer porque los pendejos me hicieron sentir un pendejo. No es tan fácil que te integren, pero yo lo sentí desde el vamos. Hubo un respeto muy grande. Cuando te sentís admirado y querido se hace mucho más fácil hacer una tira diaria porque es bravo trabajar diez o doce horas todos los días.

-¿Sintió que estaba compitiendo con ellos?

-No, la competencia es imposible. Es todo disfrutarlo y aprender juntos. Ellos te piden consejos y opiniones. Lo que les digo es que la tienen que vivir. Uno puede contar su experiencia, nada más, pero no se pueden dar consejos. Cada uno tiene que vivir sus experiencias para darse cuenta de cuál es el límite. La pendejada tiene un gran respeto. Cuando ellos te quieren y te integran es bárbaro porque de verdad te hacen sentir más joven.

-Tanto en "Costumbres argentinas" como en "Soy gitano" están capitalizando a determinados actores y actrices que tuvieron su pico de fama hace un tiempo, ¿es una manera de valorar la experiencia o una forma distinta de competencia que usa figuras instaladas en la memoria del televidente?

-Creo que siempre habrá lugar para todos. Cuando vos decís galán mayor, no es joda... A mí ya no me dicen más galancito... De verdad me parecería absurdo y además sería gracioso, sólo serviría para que me verdugueen. Creo que es fundamental que haya espacio para todos. Es bueno que permanezcan, pero la locura sería que los actores del 80 quisieran ser los mismos pendejos del 80. Yo fui famoso en esa época, en "El Rafa", donde hacía de hijo de Alberto de Mendoza, pero la lógica es que hoy esté haciendo de padre y no me molesta para nada.

-¿Qué ofrece "Costumbres argentinas", además de la nostalgia?

-Para mí, además de la nostalgia por recordar una etapa muy importante de mi vida, hay algo fundamental: a las nueve de la noche vos juntás a la familia y cuando lográs reunir a la familia entera es un éxito asegurado. Yo hice "El Rafa", "Amigos son los amigos" y ahora "Costumbres argentinas" y los tres tienen un elemento en común, como es la unión de la familia, y los tres fueron éxitos muy grandes.

-El final de los 80 fue también el final de la dictadura...

-No se profundizó demasiado para evitar tocar un tema tan serio sin la profundidad que merece, aunque en realidad nos agarra casi al final. Por eso se pasó bastante por el costado como para que la cosa sea más liviana. Meternos con el tema de los desaparecidos a las nueve de la noche en una comedia es peligroso. Por todo lo que nos pasó, no me parece ético y además por respeto a nosotros. De todas maneras me parecía importante y para no evitar el tema, se toca, pero intentando aligerarlo y dejarlo pasar por un costado. De lo contrario hay que profundizar, hay que hablar en serio y deja de ser una comedia, pero no sería la intención que tenía este programa.

-¿Cómo viven la competencia palmo a palmo con "Son amores"?

-Cuando arrancó el programa yo dije que íbamos a estar cabeza a cabeza hasta fin de año, y así fue por suerte para los actores que tenemos trabajo hasta fin de año. La competencia te da la posibilidad de tener trabajo con continuidad. Esto obliga a los autores a estar muy pendientes del libro. Cuando empezó "Costumbres argentinas" era el que menos posibilidades tenía. Arrancó primera y ahí empezó a ser sorpresa. El único objetivo que había era contar los 80 y hablar de la familia porque la familia es un tema muy clave.

-¿El costumbrismo barrial es un tema inagotable?

-Creo que el barrio es lo último sano que nos queda. Creo que en un principio se quiso contar una vez más la historia de dos familias. No me disgusta para nada defender el barrio. Me parece importante por la salud mental de todos.

-¿Cómo serían las costumbres argentinas de los 90?

-Habría algunos cambios, pero el único problema es cómo hacemos para hacer crecer a los chicos porque Tomás Fonzi debería tener treinta años. Los galanes maduros no tenemos tantos problemas para que nos envejezcan (risas).

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Calvo interpreta a un escritor fóbico soltero.

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