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 sábado, 26 de julio de 2003

También importa la confianza

La transparencia en el uso de los recursos del Estado -nacional y provincial-, su correcta administración y una orientación clara respecto de los programas educativos son medidas indispensables cuando se piensa en un presupuesto "para todos" y que atienda a la calidad educativa, pero por sí solos no bastan. Llevarlos adelante, por cierto, implican un cambio cultural en la docencia y en quienes deciden respecto de estos recursos. Un cambio que excede al uso o incorporación de las tecnologías a la hora de administrar recursos y transparentar sistemas.

No es casual entonces que el estudio del Cippec se detenga en señalar que para pensar en los desafíos que tiene la educación se requiere de ministros de educación provinciales que se planten con fuerza ante los ministros de economía, porque en definitiva éstos últimos son los que han dispuesto con cierta arbitrariedad el destino del dinero pautado para la educación.

Pero además de la fortaleza ante los caprichos de la economía, las carteras educativas urgen de titulares conocedores de la educación, comprometidos con la misma y por sobre todo capaces de ganarse la confianza de los educadores. Por eso no es casual, y se entiende, que la llegada de Daniel Filmus al Ministerio de Educación de la Nación haya sido bienvenida no sólo por los gremios de los maestros, sino por el conjunto de los educadores.

A decir verdad, los sueldos docentes no cambiaron, siguen siendo exiguos y las condiciones laborales distan de acercarse a lo aceptable; la educación arrastra los mismos problemas y los cambios sustanciales tardarán en conocerse. Sin embargo, el hecho de saber de antemano que Filmus proviene de la educación, que es un estudioso y especialista del área y habla el mismo lenguaje que los educadores -y esto no es repetir la indescifrable terminología impuesta con la reforma, sino una cuestión de igualdad de códigos- lo vuelve una figura confiable y esperanzadora para el sector.

Y la apreciación se da, más allá de las críticas hechas a Filmus, en su momento sobre todo por sus pares provinciales, acerca de su desempeño al frente de la Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo por no seguir los pasos de la implementación de la reforma educativa.

Ser docente no es una condición excluyente para estar al frente de un Ministerio de Educación, tampoco garantía de compromiso con la educación. Para el caso bastaría recordar los ministros provenientes del sector que ocuparon cargos durante la dictadura.

Pero aquí viene bien recordar que, justamente, una de las observaciones que saltan a la luz de los estudios realizados sobre la educación en las provincias por este mismo centro -el Cippec- es que la mayoría de los ministerios provinciales han estado a cargo de titulares que nada tienen que ver con la educación. La mayoría están de paso, negándole continuidad a las gestiones, y han respondido más a sectores administrativos y de la economía. Es entonces cuando la resistencia de los docentes se vuelve justificada.

M.I.

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