Año CXXXVI
 Nº 49.810
Rosario,
sábado  12 de
abril de 2003
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Golpe de ladrones en un negocio de Salta y Entre Ríos
Dos asaltantes desvalijaron a punta de pistola un cibercafé en el centro
Se llevaron nueve equipos de computación y el dinero de la caja. Había dos clientes al momento del robo

Un cibercafé de la zona céntrica fue desvalijado el jueves a la noche por dos hombres armados cuando en el local había dos muchachos conectados a Internet. Los maleantes se alzaron con nueve CPU y otros elementos de informática por un valor no precisado por los encargados del comercio.
El suceso ocurrió en Cyberia, en Salta y Entre Ríos, a una cuadra de la plaza Gernika, y a unos doscientos metros del parque de España. El lugar está emplazado en un coqueto y moderno edificio de dos plantas y tres niveles. En la planta baja hay varias PC conectadas a Internet. En un pequeño entrepiso, estaban las máquinas robadas. En otro cuarto, muy cerca del mostrador, un grupo de chicos aprenden a navegar por la web y a buscar información escolar.
A las once y media de la noche del jueves, el propietario del local, Rodrigo Gentile, de 24 años, estaba apoyado sobre un reducido mostrador. A unos pocos metros, dos chicos jugaban en red. "Es un juego en que el usuario interactúa con otras personas y libran por ejemplo una batalla a partir de la posesión de un soldado", explicó un especialista en informática.
Todo transcurría con normalidad en la casi fría noche del jueves y todavía faltaban más de seis horas para que el local cerrara sus puertas. Rodrigo observaba los pasos de los pocos transeúntes que pasaban por el lugar cuando llegó un joven. "El muchacho parecía un usuario más. Pidió una máquina y se sentó con naturalidad", explicó Pablo, empleado del comercio, mientras el relato se mezclaba con el sonido de un tema de música disco.
Tal vez el cliente no tuvo tiempo de conectarse a la red. Un minuto después se levantó con la velocidad de un rayo y salió disparado hacia el mostrador. Allí estaba Rodrigo. Apenas tuvo tiempo de levantar la vista cuando ya tenía un revólver que lo apuntaba a la cara.
Cuando todavía no había salido del asombro por el sorpresivo atraco, un grito proferido por el maleante aturdió a Gentile. "Vamos para arriba", ordenó el asaltante. El comerciante cumplió con el deseo del delincuente y entonces Gentile y el ladrón recorrieron los escasos pasos de la escalera.
Desde la vereda, un cómplice del asaltante observaba con atención los movimientos de su socio y esperaba el momento oportuno para entrar en acción. "Antes de que lo encierren, Rodrigo pudo ver a un muchacho que estaba afuera en actitud sospechosa", comentó el chico que atiende el local a la tarde.
Una vez en el entrepiso, el maleante introdujo al comerciante en el baño. Y desde allí Rodrigo no pudo divisar pero sí escuchar los movimientos que daban los ladrones para desvalijar el local. Una a una fueron bajando las nueve CPU y los monitores. También se llevaron un scanner. Después bajaron, se apoderaron del servidor y vaciaron la caja registradora, de donde se llevaron 200 pesos de la recaudación. Mientras esto ocurría, los dos chicos seguían "jugando" sin percatarse de que a sus espaldas dos hombres saqueaban el local. "Es muy difícil que no se hayan dado cuenta de que estaban robando porque cuando sacaron el servidor se tendría que haber desconectado el sistema y no hubiesen podido continuar con el juego", explicó el técnico consultado.
Según explicó Pablo, Gentile no pudo ver si los maleantes cargaron los elementos informáticos en un vehículo, pero, dado el tamaño de los monitores y las CPU, los investigadores presumen que los ladrones escaparon en un rodado, aunque ayer Rodrigo tenía una certeza: los maleantes se movieron con rapidez y en contados minutos desaparecieron sin ser vistos por ningún testigo.
Gentile denunció el robo en la comisaría 3ª, que quedó a cargo de la investigación del suceso.


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