Año CXXXVI
 Nº 49.802
Rosario,
viernes  04 de
abril de 2003
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Guerra en el Golfo. Habitantes de Um Qasr relatan sus temores y vivencias
"Vivíamos mejor antes del conflicto"

Beatriz Lecumberri

Um Qasr, Irak. - Desde hace 15 días, los doce miembros de la familia Hamdam ven pasar la guerra ante la puerta de su casa en el centro de Um Qasr y desde el más anciano al más pequeño no saben todavía si los tanques y los soldados les traerán la libertad que esperan desde hace años. "No sé qué va a ser de mi país, pero por ahora está claro que vivíamos mejor antes de la guerra", afirma parcamente el cabeza de familia, Muham, de 54 años.
Del conflicto que vive Irak, está poco informado. Sin electricidad hasta hace dos días, los 40.000 habitantes de Um Qasr se vieron privados de televisión, si es que tenían la suerte de poseer una en casa. Ahora reciben algunas noticias sobre lo que pasa en Basora o Bagdad pero debido a la proximidad casi todas proceden de la televisión kuwaití. "Y no se puede confiar en ese país", afirma tajante, rodeado de su esposa, Kisma, y de nueve de sus diez hijos.
Del mayor, Nassir, de 30 años, actualmente en Basora, prefiere no hablar. "Ayer (miércoles) vinieron a buscarlo los soldados británicos. Sabían que era del partido Baas (en el poder en Bagdad). Forzaron la puerta, nos encapucharon a los hombres, nos tiraron al suelo mientras registraban la casa", explica, mientras muestra los sacos de tela verde usados por los militares.

El miedo a Saddam
Después de varios minutos de conversación y algunos tés de menta, servidos en minúsculos y coloridos vasos de vidrio, Muham parece más decidido a contar que su país necesita un nuevo gobierno y que todos los iraquíes "tienen miedo" de Saddam Hussein y sus hombres, "que matan inocentes y falsificaron el referéndum presidencial del pasado año", donde el dirigente obtuvo un 100% de aceptación, según los resultados oficiales.
Pese al fraude y la represión, este iraquí, trabajador de puerto jubilado, insiste que en ningún caso una coalición extranjera debe dirigir su país. "Irak tiene que ser gobernado por los iraquíes. Los británicos y los estadounidenses no son musulmanes, no pueden entendernos y no esperamos gran cosa de ellos", afirma.
Kisma, su esposa, recuerda que Saddam Hussein "es peligroso porque comenzó un conflicto contra Irán (1980-88) y la primera Guerra del Golfo (1991)" pero recalca: "Esta vez no ha sido él quien ha empezado a luchar. Hace doce años que vivimos bajo un embargo y sólo han decidido venir a liberarnos".
Asustada ante la impresionante presencia militar en esta ciudad portuaria, la mujer tiene miedo por sus hijos. Una de las más pequeñas, Noor, de 7 años, ha pasado varios días en el hospital porque el humo de los tanques y las bombas sumado a la sequedad del clima no la dejaba respirar.
De los diez miembros de la familia sólo los dos hijos mayores trabajaban, contratados por 50 dólares al mes en el puerto de la ciudad. Ninguno de ellos ha vuelto todavía a sus ocupaciones. Afortunadamente, en la casa todavía no falta comida "porque el gobierno distribuyó arroz, harina y otros alimentos básicos antes de la guerra".
Y ayer, por primera vez en 15 días, la familia Hamdam ha recibido 50 litros de agua potable de un camión cisterna, que son guardados preciosamente en un gran balde cubierto en el jardín de su casa. Además de agua, los más jóvenes de la familia se atreven a decir que sus necesidades también son otras: "Libertad, libros, viajes... Soy musulmana y no puedo pedir cines, Mc Donald's o ropas bonitas pero sí me gustaría salir de aquí", afirma Haiat, una de las hijas del matrimonio.
Gracias a la escuela, los libros o la televisión, los más jóvenes son conscientes de que viven en una dictadura del miedo. En sus bocas, las críticas son más valientes, más agudas. "Nací hace 20 años y desde entonces vivo en una cárcel. La culpa es de Saddam", concluye la joven. (AFP)



Pobladores de Um Qasr miran con asombro a un marine.
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