Año CXXXVI
 Nº 49.768
Rosario,
sábado  01 de
marzo de 2003
Min 22º
Máx 28º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






La tierra rindió por sobre las monedas fuertes

El precio de la "tuvo un valor ascendente muy interesante, que supera cualquier inversión en moneda fuerte", afirma un informe de Bullrich Campos, uno de los principales operadores inmobiliarios de Buenos Aires. De acuerdo almismo, la tierra tipo agricultura (agrícola de muy buena calidad) aumentó desde 1956 (u$s 885 la hectárea) a enero de 2000 (u$s 4.500 la hectárea) a un ritmo promedio de 5,3 por ciento de tasa de interés real anual acumulada, independientemente de la rentabilidad de la explotación. El estudio de Bullrich Campos descompone este crecimiento en siete períodos:
* 1- Desde 1956 al 65 es una época de gran crecimiento por la rentabilidad propia de los campos.
* 2- Desde el 66 al 75, cuando se mantuvo relativamente constante el precio, con una caída en los últimos años por razones políticas.
* 3- Desde el 76 al 84, cuando se experimenta un nuevo período de crecimiento, debido a la incorporación de tecnología.
* 4- Desde 1984 al 92, cuando se produce una disminución del valor de tierra por fuertas caídas en los precios internacionales de los productos primarios a causa de los altos subsidios del Mercado Común Europeo y la guerra comercial destatada con EEUU.
* 5- Desde el 92 al 96, se produce una recuperación del valor por la consolidación democrática, la nueva política económica y la expectativa de mejores precios internacionales y la eliminación de las retenciones a las exportaciones.
* 6- Desde 1996 a 1999, se reafirma la tendencia anterior y empieza un período de firme demanda. El sector industrial miral al campo y el bancario lo apoya con créditos a largo plazo.
* 7- Desde 1999 a mediados de 2000, se observa una baja por la cotización de los productos agropecuarios, tanto en Argentina como el mundo.


Notas relacionadas
La tierra, un bien que se hace desear
Diario La Capital todos los derechos reservados