Año CXXXVI
 Nº 49.759
Rosario,
jueves  20 de
febrero de 2003
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El seductor rumor de la memoria común
"Ilusión de movimiento" debuta en el circuito comercial
El filme de Héctor Molina fue presentado en una premiere con el director y los actores Darío Grandinetti, Carlos Resta y Matías Grappa

El hall del Village tiene en su centro un gran círculo de cerámicos que interrumpe la extensión de las alfombras. En general, es tomado sólo como un elemento decorativo pero en la noche del martes mostró que tiene otra funcionalidad: ser, cuando se lo cierra con vallas, el recinto para la presentación de películas, en este caso "Ilusión de movimiento", el filme de Héctor Molina protagonizado por Carlos Resta y Darío Grandinetti. Un poco como en el viejo circo romano, aunque sin la ferocidad por supuesto, los actores y el director de la película se prestaron al juego de estar rodeados por la masa y mientras se dejaban ver por el público atendían a la prensa, y cada tanto charlaban también con la gente que se animaba a preguntarles algo.
"¿Sos rosarino o porteño?", le dijeron unos muchachos a Grandinetti, quien respondió, como la cosa más natural del mundo, que era rosarino, mientras los empleados de Village se turnaban para sacar fotos del encuentro para los registros del cine.
"Estoy muy emocionado porque acabo de hablar con mi maestro de quinto grado", dijo Grandinetti a La Capital, con una mezcla de risa y lágrimas. "Esto tiene que ver con todo lo que provocó en mí en ese momento hacer esta película y lo que provoca presentarla después de tanto tiempo. Estoy muy orgulloso y agradecido de haber podido participar. Espero que a la gente aunque sea le guste el 20 por ciento de lo que nos gusta a nosotros", continuó.
"Siempre trabajo para mí. Soy más exigente que cualquiera conmigo mismo. Me cuesta aprobar lo que hago, pero después de eso quiero que a la gente le guste la película, porque la mirada del otro es lo que te confirma", agregó Grandinetti.
Mientras Grandinetti hablaba, los hijos del director Gustavo Postiglione pasaban frente a una de las cámaras de televisión pero a gatas para no tapar, sabiendo, quizá por enseñanza paterna, cómo moverse en una situación donde la imagen está en juego. Otra banda de niños la formaban Matías Grappa, uno de los chicos actores del filme, y sus amigos, quienes festejaban la popularidad de su compañero.
Héctor Molina se zafó del corralito armado en el centro del Village y se fue a hacer notas casi a la entrada de los baños. Carlos Resta, el actor protagónico junto a Grandinetti, estaba en el corralito y también se lo podía ver detrás de éste, en la pantalla gigante que hay sobre los mostradores del complejo, donde se estaba proyectando el tráiler de "Ilusión de movimiento".
"Hace un par de noches soñé que me encontraba yo, el de ahora, con el yo que era cuando tenía diez años. Mi yo de diez años me pedía venir al cine y me decía: yo tengo que ir al cine porque tengo pelo y vos no", recordó Resta para marcar la importancia de este filme con la metáfora que un sueño, donde se señala el tiempo transcurrido y la persistencia del mismo interés por todo lo que sea cine. "Hace diez años, Molina me propuso hacer esta película. En los primeros tiempos de filmación, la madre de Molina y la mía nos llevaban el catering", explicitó, y agregó: "Yo puedo actuar bien o mal, pero en esta película hay un gigantesco trabajo colectivo que no me gustaría que se ignore".
Terminado el circo del corralito, la gente se agolpaba para ver la película. Había entradas numeradas y sin numerar, pero de ello no resultó conflicto alguno, y mucha gente quedó incluso sin butaca y se dispuso a verla sentada en las escaleras, ansiosa de compartir un momento tan esperado por el equipo de la película.
"Espero que la película se quede en la cartelera de Rosario. Creo que no soy muy ambicioso al esperar que permanezca al menos cuatro semanas en los cines de acá, y eso dependerá también de la política de exhibición. Pero si me llega a pasar que dura sólo una semana, bueno, empezaré a pensar en la próxima película", dijo Molina, mientras veía que la gente iba entrando a una sala que iba a quedar chica.
El director hablo antes de la exhibición, repitiendo cosas que ya había dicho y con la conciencia de que ese era su momento, y que no quería que se terminase. "Presentar «Ilusión de movimiento» en Rosario es volver casa", dijo Molina, y la gente así lo corroboró cuando al final de la película, desde Grandinetti hasta el director, todo el equipo estaba en la puerta de la sala para saludar a la gente y escucharla, en un diálogo entre personas que comparte o han compartido vivencias de estos lugares, tal como se comprueba después de ver el filme, ambientado en lugares como el barrio Pichincha y algunas zonas de la costanera.



Resta, Grappa, Grandinetti y Molina en el preestreno. (Foto: S. Suárez Meccia)
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