Año CXXXVI
 Nº 49.759
Rosario,
jueves  20 de
febrero de 2003
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La Asociación en Defensa de la Vivienda Unica compró un inmueble en $5 mil
Dos propietarios salvan su casa del remate por la colecta solidaria
Ambos tienen 65 años. Uno es discapacitado y contó con la ayuda de sus vecinos, el otro con la de su hija

Lucas Ameriso / La Capital

La angustia de la familia Yasogna tuvo un final cargado de euforia y festejos. Gracias a la intervención de la Asociación en Defensa de la Vivienda Unica (Adeviu), la casa de Olivé 1426 pudo quedar en poder de Miguel Angel, un discapacitado de 65 años que ayer, tras la buena nueva, lloraba como una criatura. Atrás quedó la angustia por la subasta de su propiedad que casi pierde debido a una deuda de 42 mil pesos. Pero la solidaridad de la gente lo salvó de quedar en la calle y sólo fueron necesarios 5 mil pesos para que la subasta sea un triste recuerdo. Hacia las 16 horas, calle Entre Ríos al 200 parecía una fiesta, en la que un centenar de personas se abrazaban y felicitaban por la buena nueva. Pero no fue el único caso de la tarde. El dueño de una casa ubicada en Corrientes 3483, también logró zafar del martillo gracias a su hija (ver aparte).
Todo comenzó a las 15, cuando frente a la Asociación de Martilleros (Entre Ríos al 200) se produjeron los habituales roces entre la policía y los manifestantes de Adeviu. El escenario fue montado como para una batalla campal. Más de 20 efectivos del Cuerpo Guardia Infantería munidos con escudos, bastones y cascos, la división perros de la URII y un camión de asalto estacionado a unos metros del lugar. Además de rejas paravalanchas en las intersecciones de Catamarca y Salta.
El tránsito por calle Entre Ríos permaneció cortado durante toda la tarde. Y las discusiones no se hicieron esperar al momento de ingresar los manifestantes a la Asociación de Martilleros.
Según indicó el jefe de la seccional 3ª, Ignacio Giacomozzi "existe una disposición en la que todo interesado debía contar con el 13 por ciento de la base establecida en la subasta". Además, ninguna persona podría trasponer el vallado policial si no exhibía documentos, y la prensa se despojaba de sus elementos de trabajo.
Tras un acalorado debate, los representantes de Adeviu, lograron ingresar a la sala de remates. Afuera se multiplicaron las escaramuzas por doquier. "¡Ahí va una usurera!", se escuchó como una especie de grito de guerra.
A la carrera, decenas de manifestantes de Adeviu rodearon a dos mujeres, quienes recibieron una catarata de insultos y la mirada atenta de los medios de prensa. "Soy la síndica de la quiebra, la gente interpretó mal, yo no vine a comprar la casa, sino a constatar la liquidación de los bienes, pero ni siquiera pudimos entrar a la sede de Martilleros", explicó Mónica Rébora mientra huía de los manifestantes.

Una ovación en la tarde
Pero minutos antes de las 16 un grito de euforia colectiva sonó como un estruendo en plena vía pública. "¡La compramos, la compramos, salvó la casa!", decía una mujer con los ojos llenos de lágrimas.
El inmueble de Olivé 1426 tuvo una base de 21.378 pesos, una retasa de 16.034 pesos, pero fue subastado por la última base de 4.275 pesos.
La martillera Claudia Ventura escuchó una oferta antes de bajar el martillo, lo que elevó la suma a 5 mil pesos. La ejecución le fue adjudicada a Humberto Boba, el tesorero de Adeviu, pero ayer sólo entregó 650 pesos en concepto del 10 por ciento del valor del inmueble, más el 3% de la comisión.
Sonriente y más relajado, el titular de la entidad, Marcelo Bonini, bromeó ante La Capital: "Nos sobró plata, porque entre todos los integrantes de la institución habíamos hecho una vaquita de 800 pesos".
Abrazos, besos y llantos de emoción. "La fe en Dios no la perdí nunca", sollozaba Miguel Angel Yasogna sentado junto a su bastón. El hombre, quien sufre una incapacidad motriz desde el 76, está desocupado y no cobra jubilación comenzó a asimilar que su familia no quedaría en la calle. "Les mando un beso a todos mis vecinos, que me apoyaron, pero especialmente a mi esposa Margarita", dijo ante las cámaras de TV para agregar: "No tenía ni para alquilar una pieza, debía irme a la villa, pero ni siquiera tenía un par de chapas para armarme un rancho".
El momento de mayor emotividad se vivió cuando se acercó Juan Alberto, su hijo de 41 años que junto a su esposa e hijos de 7 y 9 años también viven en Olivé 1426. Con la voz quebrada agradeció "a Dios que la pudimos salvar, a la gente que luchó más que nunca y a mis nenes que adoro y por los que voy a seguir luchando".
Bonini hizo hincapié en la solidaridad de los integrantes de Adeviu y los vecinos de la familia Yasogna. "Esto demuestra que la gente resuelve los problemas y hoy podemos decir que la casa seguirá siendo de Miguel Angel".
Los problemas en la familia se iniciaron cuando el hombre compró un auto y una chapa de remís, pero como se atrasó con las cuotas en el banco, decidió preservar el rodado acudiendo a un prestamista. La deuda se originó en 9 mil pesos pero se agigantó hasta llegar a los 42 mil pesos que provocaron la quiebra de Yasogna. Con los dos casos registrados ayer, Adeviu tiene registrados desde el 2000 a la fecha 458 viviendas únicas que le escaparon a la bandera roja de remate.



Yasogna llora de emoción, la pesadilla ya quedó atrás. (Foto: Néstor Juncos)
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