Firmat. - Hoy presentan en sociedad a la 910 RA Experta, una cosechadora destinada a pequeños productores en cuya construcción participaron unos 50 talleres locales. Si bien la versión es inédita, se apoya en procesos ya probados. Lejos de agotarse en lo técnico, el hecho tiene su correlato social: logró revertir la desazón que había ganado a los trabajadores de los fierros. El proyecto se apoyó en esa experiencia, generó puestos de trabajo y aspira a reforzar el rango metalmecánico que esta ciudad conoció en mejores épocas.
Lejos de los grandes centros de montaje continuo, la experiencia sumó varios talleres locales a la construcción de una cosechadora destinada a pequeñas y medianas unidades productivas, rasgo distintivo en los campos de la zona. La idea surgió un año atrás, desde la MUnicipalidad, cuando un curso de capacitación realizado con el crédito fiscal cedido por empresas firmatenses, develó un nicho inexplorado: fabricar un modelo acorde a las posibilidades de dichos productores.
Los encargados de detectar esa necesidad fueron los expertos de la Universidad Nacional de San Martín. En el relevamiento también participó el Inta. "El productor mediano queda relegado por los grandes contratistas que tienen máquinas de muy difícil amortización, y eso provoca pérdidas en las cosechas", explicó Oscar Pruscino, quien recogió el guante y decidió invertir en el proyecto."En Firmat está toda la inteligencia, la capacidad y los medios para hacerlo", acotó.
Pruscino dijo que la decisión de invertir en el interior llegó después de una dolorosa experiencia como titular de una pyme que buscó una alternativa de inversión en el interior. Además, calificó de perverso, terrible y destructivo, al mecanismo que transformó el cuerpo productivo del país. "Un proceso de depredación que consumaron las multinacionales que se quedaron con industrias de envergaduras y servicios; antes de que nos destruyeran decidimos salir e invertir en el interior", relató.
Para Pruscino en Firmat hay un intangible: una densidad de industrias y pequeños talleres por metro cuadrado que es una de las más altas del país, con gente muy capaz. "Lo único que había que hacer era juntarnos en un proyecto", dijo y acotó que en cuatro meses sumaron cincuenta proveedores con los que hicieron la máquina. El proceso consistió en una adaptación de la serie 900 de las cosechadoras Vassalli, a través de una reingeniería que la aggiornó en los aspectos funcionales y mecánicos, y le agregaron el confort y la electrónica de las máquinas modernas.
En el taller donde se gestó la Experta trabajan siete personas, pero intervienen cincuenta talleres que además tienen otras producciones. "Ahora están tapados de trabajo", comentó Pruscino en alusión a los buenos vientos que soplan para la industria agromecánica. Con 900 milímetros de cilindro, la capacidad de cosecha de la Experta es un treinta por ciento menor que la de una cosechadora de 1.250. La versión básica, con Iva incluido, ronda los 120 mil pesos, mientras que con equipo completo alcanza los 150 mil.
Capital de la cosechadora
La génesis arranca en el 2001 en la Secretaria de la Producción de Firmat, con talleres de asociativismo en la metalmecánica y capacitación. "Queríamos revitalizar a la industria local", explicó su titular Miguel Garrofé. Así surgió que había un segmento no explotado de cosechadoras. La aparición del inversor y las características del proyecto completaron el resto. "Esto tiene un significado muy fuerte, poner en marcha una nueva empresa no es fácil pero sobre todo queremos prolongar hacia el siglo XXI nuestra vigencia como capital de las cosechadoras", explicó.