Año CXXXVI
 Nº 49.667
Rosario,
martes  19 de
noviembre de 2002
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Manifestantes montaron un escudo humano para impedirlo
Una orden judicial suspendió el remate de una vivienda única
Jorge Cardinale salvó su casa del martillo. Antes, hubo corridas y un operativo "anticompradores"

Lucas Ameriso / La Capital

Cuando Jorge Cardinale confirmó que sus vivienda única no iba a ser rematada, estalló en un sólo grito de euforia y alegría. El hombre, a quien un prestamista particular le reclamaba unos 4 mil pesos de deuda, fue apoyado por la Asociación en Defensa de la Vivienda Unica (Adevu) para impedir la subasta de su casa ubicada en Rodríguez al 5400. En rigor, un escudo humano impidió que cualquier persona ajena a la entidad llegue a las inmediaciones de la Asociación de Martilleros. Reinó el caos y la confusión. Y esta vez, la policía apostada en Entre Ríos al 200 fue vivada y ovacionada por los manifestantes.
Fue una tarde agitada. Hacia las 17, unas doscientas personas, a las que se sumó una columna de la Corriente Clasista y Combativa, llegaron al lugar para hacer el aguante.
Al ritmo de batucada y con carteles con inscripciones como "Basta de remates" y "Chupacasas", los manifestantes se mostraron impermeables a cualquier intromisión de un potencial comprador. Unos veinte efectivos policiales vigilaban el sitio.
Frente al ingreso de Entre Ríos 235 el rostro de Cardinale lo decía todo. "Hace unos tres años atrás, contraje una deuda con un conocido por 4.700 pesos para un emprendimiento particular", narró a La Capital. A cambio puso su vivienda en hipoteca, que nunca pudo levantar y que con las costas de la ejecución judicial se transformaron en 20 mil pesos.
Cardinale vive junto a su esposa y dos hijos de 26 y 17 años en Rodríguez al 5400 y ante la falta de trabajo nunca logró reunir el dinero suficiente para alejarla de una subasta.

Corridas y escaramuzas
La suspensión del remate tuvo un prólogo de escaramuzas y contratiempos. Hacia las 17.30 se produjo el primer momento de tensión. Un supuesto martillero logró ingresar a la asociación, no sin antes verse involucrado en empujones y forcejeos con los manifestantes y la policía.
Luego vino la entonación del Himno Nacional y una vigilia que se extendería por casi dos horas. En este paréntesis, los integrantes de la Asociación en Defensa de la Vivienda Unica montaron un operativo tapón, que resultó efectivo. Un hombre de traje con unos papeles en sus brazos fue invitado a retirarse del lugar, cosa que hizo pero al trote y bajo la mirada atenta de los manifestantes.
Otro interesado en traspasar el vallado humano tuvo la misma suerte. Sólo que esta vez debió retirarse al grito de "usurero" y con un par de puntapies en su trasero. Minutos después, se acercó una parejita de jóvenes. "Tomátelas pendeja, volá de acá", le gritaron unas mujeres, atentas a cualquier movimiento extraño al cerco de seguridad.
Corría el tiempo, caía la tarde y escaseaban las novedades desde el interior de la sede de los martilleros. En ese momento se aproximó a la concentración un hombre, de impecable camisa negra. "Ojo que no se acerque", sonó una voz de alerta. Segundos después, fue escupido, mojado y como el resto de los potenciales compradores, salió carrera march rumbo a Entre Ríos y Salta. "Traté de explicarles que vine a comprar una oficina ubicada en Pellegrini 1729, primer piso", dijo agitado para agregar: "Apoyo el derecho a conservar la vivienda única, se los dije pero no hubo caso".
Fue la última corrida de la jornada. Según explicó el subjefe de la comisaría tercera, Daniel Cabrera, "se iban a realizar cuatro remates, pero todos fueron suspendidos por orden de la jueza civil y comercial Nº11, Delia Giles", para enfatizar que "no existió ninguna actitud intimidatoria de los uniformados".
Sobre las 19, el jefe a cargo del operativo confirmó la novedad a los manifestantes. Primero hubo una ovación, luego Cardinale fue alzado en andas y abrazado por sus compañeros de lucha. Se vieron lágrimas en varios rostros emocionados. Hasta el comisario Cabrera fue aplaudido, felicitado y hasta besado por varias mujeres allí presentes.
"Gracias a ustedes salvé mi casa", vociferó el hombre. A su lado, Marcelo Bonini, titular de Adevu aseguró: "Si esta tarde hubiera venido el triple de personas, el gobierno y el Congreso Nacional estarían aprobando la ley de suspensión de los remates".
Ayer, Cardinale respiró aliviado. Sabe que al menos por 40 días no habrá un nuevo pedido de subasta sobre su vivienda única. Pero Bonini aseguró que no bajarán los brazos. "En estos 15 días, están anunciados unos 27 inmuebles que van a remate y cuyos propietarios sufren la misma situación que Cardinale. Por eso estaremos atentos".



Los que lograron frenar la subasta estallaron en gritos. (Foto: Néstor Juncos)
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