Año CXXXV
 Nº 49.655
Rosario,
jueves  07 de
noviembre de 2002
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Procesan a un ladrón que tiró a matar a un policía desarmado
En el robo a una farmacia de Alberdi, baleó dos veces a un sargento que sobrevivió de milagro

María Laura Cicerchia / La Capital

El asaltante que el 20 de marzo pasado baleó de gravedad a un policía durante el robo a una farmacia de Alberdi disparó con la intención de matarlo: un balazo al estómago y otro a la nuca, a quemarropa y cuando el agente estaba desarmado, fueron evidencia suficiente para que un juez considerara que actuó impulsado por un móvil homicida. El policía salvó su vida de milagro. El imputado fue procesado y ahora pesan sobre él graves acusaciones: robo a mano armada e intento de homicidio agravado por la alevosía y por la búsqueda de impunidad en la ejecución del asalto.
El violento robo ocurrió a las 19.45 de aquel día en la farmacia La Florida, ubicada en la ochava noreste de bulevar Rondeau y Ricardo Núñez. Dos hombres llegaron en una moto de alta cilindrada que estacionaron sobre la vereda. Uno de ellos quedó allí haciendo de campana. El otro ingresó al local armado con un revólver, presuntamente un calibre 22 largo. Primero interceptó a un cadete al que le exigió todo el dinero que llevaba encima. Luego se dirigió a la caja, donde se apoderó de la recaudación.
Las señas desesperadas de los empleados advirtieron de lo que ocurría a una mujer que estaba punto de entrar al comercio. "Están robando en la farmacia", gritó la mujer mientras cruzaba al bar "El Morocho del Abasto", ubicado en la vereda de enfrente. Allí tomaba una gaseosa el sargento Héctor Armoa, de 29 años, quien custodiaba todos los comercios de la cuadra de los atracos cada vez más frecuentes en la zona.
Sin dudarlo, el policía desenfundó su 9 milímetros e ingresó al local cuando el maleante se retiraba con el dinero en sus bolsillos. Hubo una lucha entre ambos en la cual el ladrón gatilló su arma dos veces, pero no salieron los disparos. En un tercer intentó hirió al policía en el estómago. Cuando el sargento caía por el dolor, cubriéndose la herida con las manos, el asaltante le arrebató el arma. Armoa estaba agachado y dominado por el delincuente cuando éste le disparó en la nuca con su arma reglamentaria. El ladrón huyó llevándose el arma policial. Al sargento, el proyectil le astilló la quinta vértebra cervical y se alojó cerca de los pulmones.
Cuando el policía llegó Centro de Emergencias de Rosario (CER) ya había perdido dos litros de sangre. Fue sometido a una cirugía de urgencia por la lesión en la zona abdominal izquierda, que le afectó el intestino delgado. Las graves lesiones le podrían haber costado la vida al sargento, que trabajaba como chofer en la subcomisaría 23ª y hacía adicionales en la cuadra donde fue herido.
Tras el hecho, tanto los empleados del local como Armoa, desde su cama en el CER, reconocieron en un álbum policial al asaltante que entró a la farmacia. Se trataba de César Walter Ayala. Luego de varios allanamientos infructuosos, Ayala fue detenido el 17 de agosto pasado. Pero después de que lo indagara el juez a cargo del caso, Alfredo Ivaldi Artacho, de Instrucción 10ª, el preso protagonizó una extraña fuga cuando lo llevaron a la Jefatura de Policía para realizar su identificación fotográfica. Según la versión oficial, se arrojó esposado desde la ventana de un primer piso sin que los policías que lo custodiaban pudieran darle alcance.
Poco después, el 23 de septiembre, lo recapturaron. Entonces todos los testigos y el propio Armoa lo señalaron en una rueda de reconocimientos. A raíz de la cinematográfica fuga que había protagonizado, el juez dispuso su traslado al penal de Coronda para evitar futuras evasiones. Ivaldi Artacho concluyó que la modalidad de los disparos evidenciaron una intención homicida en Ayala y por eso lo procesó por robo calificado y tentativa de homicidio doblemente calificado. Ayala se notificó ayer de la resolución, que no está firme.



Héctor Armoa fue internado el 20 de marzo pasado.
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