Año CXXXV
 Nº 49.655
Rosario,
jueves  07 de
noviembre de 2002
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Elecciones en EEUU. El efecto se hará sentir en la política exterior
El categórico apoyo popular permitirá a Bush acentuar su política de línea dura
La guerra a Irak y la creación de un polémico departamento de seguridad interior obtuvieron luz verde

Washington. - El mundo deberá habituarse a ver al presidente George W. Bush como el gran portador del poder en política exterior, pese a lo que otros países opinen de él. Porque las elecciones legislativas del martes ponen de manifiesto que este "cowboy" no cabalga solo. Tiene el respaldo de los electores estadounidenses. El éxito se extiende al clan Bush: el amplio triunfo de su hermano Jeb, que ganó la reelección a gobernador en Florida, fue un duro golpe para los demócratas.
Cuando ayer, con el triunfo aún caliente, el líder republicano del Senado, Trent Lott, dio una conferencia de prensa, fue preguntado por la reacción de países como Alemania, que sostuvo un nada disimulado incidente con Washington por negarse a enrolarse en la guerra contra Irak. Lott respondió que "sea Alemania u otros" deben saber que Bush tiene el sólido respaldo del pueblo estadounidense. "Esto vale para nuestros aliados y para nuestros adversarios", advirtió el futuro titular del Senado. También en política interna de seguridad ahora, con la mayoría en el Senado, Bush y su secretario de Justicia, John Ashcroft, tendrán vía libre para crear el Departamento de Seguridad Interior, hasta hoy bloqueado por los demócratas en esa cámara.
En política exterior, el "sheriff" Bush y su segundo a bordo Colin Powell cabalgan en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para acabar con las resistencias a su dura resolución sobre Irak con las consiguientes "consecuencias" si Saddam Hussein no cumple. Aunque el Consejo no apruebe el nuevo borrador presentado por Estados Unidos ayer (ver pág. 21), las elecciones refuerzan la amenaza de Bush de actuar en solitario contra Irak, incluso sin el apoyo del organismo multinacional.

La imagen de Bush, clave del éxito
Bush ha explotado hábilmente su popularidad (actualmente en un 60%), a través de su liderazgo en la guerra contra el terrorismo y su retórica contra Irak, para contribuir a impulsar a los republicanos a controlar la mayoría en ambas cámaras del Congreso.
Los demócratas, la principal fuerza de la oposición, esperaban que la debilidad de la economía se convirtiese en un tema que debilitara la causa republicana, "pero la guerra en Irak triunfó", se lamentó con franqueza Tom Daschle, actual líder de la mayoría demócrata en el Senado, cargo que dejará en enero próximo. El resultado "da a Bush una oportunidad de decretar y proceder con el plan contra Irak tal como lo ha articulado", añadió Daschle. "El presidente ha hecho sonar los tambores. Y creo que el pueblo estadounidense los ha escuchado".
En otros asuntos de política exterior, el efecto de las elecciones legislativas del martes emergerá más lentamente. Los dos comités del Senado con responsabilidades más directas en ese tipo de cuestiones, el de Relaciones Exteriores y el de las Fuerzas Armadas, cambiarán sus presidentes. Estos organismos, sin embargo, han sido en el pasado extraordinariamente "bipartisan" (bipartidarios), sin que los demócratas opusieran demasiada resistencia a la política de Bush. El senador Joseph Biden, demócrata de Delaware, cederá el mando del Comité de Relaciones Exteriores probablemente al republicano Richard Lugar, de Indiana, un moderado en política exterior. Pero Lugar también es el cargo más alto republicano en el comité de Agricultura, crucial para su Estado natal, y tal vez decida tomar el control de ese comité, como hizo en 1994. Ello dejaría la presidencia del comité de Asuntos Exteriores al republicano de Nebraska Chuck Hegel, veterano de la Guerra de Vietnam y uno de los expertos del Senado en seguridad nacional. Y en el comité de las Fuerzas Armadas parece poco probable que vaya a cambiar la actual tónica bipartidaria.

La seguridad interior
En política interna de seguridad también las cosas serán más favorables a la agenda de Bush y sus "halcones". El nuevo Senado republicano podría dar al presidente texano su anhelado Departamento de Seguridad Interior (un ministerio de seguridad interna). La creación de este departamento enorme constituye la mayor reorganización del gobierno federal desde la creación del Departamento de Defensa en 1947. El proyecto de ley ya fue aprobado por la Cámara de Representantes, pero se quedó estancado en el Senado a raíz de la resistencia demócrata a aprobarlo. El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, expresó que ahora el "asunto más importante en la agenda es la creación de un Departamento de Seguridad Nacional".
El proyecto otorga poderes sin precedentes el presidente, razón por la cual fue rechazado por el Senado cuando tenía mayoría demócrata. Además, los empleados de ese futuro departamento no gozarían de la protección de las leyes laborales que cobijan a todos los empleados federales, según la propuesta de Bush. Otra prioridad que tendrá Bush y que Fleischer no mencionó, directamente ligada a la supremacía republicana en el Congreso, es la designación de jueces conservadores en las bacantes actuales y futuras en los próximos dos años.


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