Año CXXXV
 Nº 49.641
Rosario,
jueves  24 de
octubre de 2002
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Editorial
Control de las mascotas

La relación entre el hombre y los animales, que en tiempos históricos lejanos -antes de la Revolución Industrial- poseía grados de intimidad hoy perdidos y olvidados, mantiene sin embargo sólidos lazos. La necesidad humana de estar en contacto con los animales no sólo se ve reflejada en la masiva concurrencia de que gozan en todo el mundo los parques zoológicos sino, fundamentalmente, en la proliferación de las mascotas. Alejada de la naturaleza y sumida en el tantas veces alienante marco que constituyen las grandes ciudades, la gente apela a los animales domésticos para paliar la soledad y satisfacer un ancestral impulso afectivo. En Rosario, las cifras hablan por sí solas: se estima que, entre perros y gatos, en la ciudad existe la friolera de 150 mil mascotas. Sin embargo, tan elevada población no es objeto de los necesarios controles, hecho que sumado a la desaprensión de muchos provoca problemas que ameritan una solución urgente.
Y al respecto, existe una situación tan lamentable como obvia: cualquier rosarino que recorra a pie las calles de la urbe deberá extremar los cuidados si no pretende ensuciar su calzado con excremento perruno. Fruto, se insiste, de la absoluta indiferencia por el prójimo de que hacen gala no pocos conciudadanos, las veredas -sobre todo las céntricas- se convierten en auténticas carreras de obstáculos y por ende no conviene caminar distraído por ellas so pena de sufrir un percance desagradable. En otras capitales del mundo la presencia de "baños para perros" y una mayor cultura cívica hacen que todo sea muy distinto, y mejor. Razón por la cual no cabe sino elogiar la iniciativa plasmada en una ordenanza de la comisión de Ecología del Concejo Municipal que plantea la obligatoriedad de que los dueños de mascotas las anoten en un registro oficial y establece, también, que deberán pasearlas, sí o sí, con collar y correa. Pero el elemento más original de la propuesta, relacionado con los hechos descriptos previamente, es que se multará a quienes no levanten las deposiciones que sus animales dejen en calles, plazas o parques. Cada mascota tendrá, además, su tarjeta sanitaria, donde estarán especificados los datos del animal y su propietario junto con la información sobre la vacuna antirrábica exigida.
Los recientes ataques de que fueron víctimas varias personas -una de las cuales falleció- fundamentan el incremento en el rigor de los controles sobre los animales. Y la visible suciedad urbana que causan, pero de la que son responsables sus dueños, se presenta como razón suficiente para apoyar sin vacilaciones la promulgación de la mencionada ordenanza.


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