La situación futbolística de Central obligó a que el presidente Víctor José Vesco y el entrenador César Luis Menotti mantuvieran ayer al mediodía una reunión reservada en un salón del hotel en el que se aloja el DT. Y esto no es un dato menor. Más cuando el equipo necesita sumar puntos y viene de siete partidos sin triunfos. Pero el encuentro, que desató las lógicas especulaciones sobre la continuidad del cuerpo técnico, alcanzó por ahora para que el máximo dirigente resuma el diálogo que mantuvo con el Flaco de la siguiente manera: "Fue una conversación positiva porque pudimos conocer la opinión del técnico. El está muy confiado en sumar los puntos necesarios en los seis partidos que restan, nos dijo que el plantel está bien y nos demostró su fuerte convicción de que Central hará un muy buen partido frente a Independiente. Ahora sólo resta esperar que el domingo obtengamos un resultado favorable".
-¿Qué pasa si no lo consiguen?
-¿Y qué pasa si lo conseguimos? Para qué aventurar una respuesta si todavía no se jugó el partido.
Vesco y los dirigentes que lo acompañaron (Campagna, Ferguson, Mascó y Liberati) se retiraron del hotel luego de haber charlado alrededor de 40 minutos con Menotti, y lo hicieron con la necesidad de intentar contagiarse de la confianza que exhibió el entrenador, pero también con la certeza de que en el fútbol los resultados mandan.
De acuerdo con las fuentes consultadas, en ningún momento los directivos condicionaron el respaldo a Menotti, pero dejaron en claro la necesidad de sumar puntos para mejorar el promedio.
"No hubo momentos de tensión", expresó uno de los participantes, aunque sí comentó que Menotti se encargó de recordar la demora con la que llegaron los refuerzos, a lo que se le respondió que las incorporaciones se realizaron según lo solicitado, dentro de los tiempos que las posibilidades económicas lo permitieron.
Cuando uno de los dirigentes preguntó por los refuerzos para el torneo próximo, respuesta que el Flaco optó por diferir hasta la finalización del Apertura, otro de los directivos presentes recalcó que lo que más importaba era el ahora.
"Le ofrecimos nuestro voto de confianza y le aclaramos, por si hacía falta, que todos queremos que Central gane para salir de este momento, y que nadie tiene en mente cambiar el cuerpo técnico", señaló otra de las fuentes consultadas, la que también calificó al encuentro como "ameno y saludable".
Lo que viene
Menotti afirmó una y otra vez que sólo él sabe hasta cuándo resistirá el padecimiento que le provoca dirigir al club del cual es hincha. Y sujeta su continuidad exclusivamente a una determinación personal. En las últimas declaraciones se encarga de reiterar que su propósito es dejar al club "algo más aliviado". Expresiones recurrentes que corroborarían lo que algunos de sus allegados cuentan por lo bajo: "El Flaco se va cuando termine el torneo". Quizás por esto es que el entrenador quiere y necesita que los últimos resultados le garanticen una salida con la satisfacción de haber incrementado el promedio. Y para eso apuesta a los próximos seis partidos. Que le parecen muchos y suficientes para sumar, aunque los mismos puedan convertirse en una eternidad para algunos referentes del gobierno.
Esto quedó reflejado en las distintas conversaciones informales que mantuvieron los directivos cuando aluden al "hasta cuándo", el fatídico plazo en el que habitualmente se produce la divergencia marcada pero disimulada. Porque algunos dirigentes sostienen que más allá de los resultados hay que respaldar este proceso al menos hasta la conclusión del torneo, mientras otros reducen su tolerancia a los próximos tres partidos (Independiente, Estudiantes y Nueva Chicago). Aunque ayer mismo determinados integrantes de la comisión canalla dieron a entender que si frente a Independiente sucede algo similar a lo que ocurrió con Arsenal, el tiempo habrá terminado.
El vínculo afectivo entre Menotti y Central durará por siempre, pero no así la relación laboral. Todos desean que el domingo haya un resultado favorable para evitar contratiempos, aunque por las dudas cada uno ya ensaya su límite permitido para volver a empezar.
La Ciudad
