Año CXXXV
 Nº 49.641
Rosario,
jueves  24 de
octubre de 2002
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Fuera de foco
Diana Baroni: "Debemos nutrir a los espíritus"
La flautista dijo que en el Colón tratan mal a los artistas europeos

—¿Qué actividades hiciste en tu última visita a la Argentina?
—No tenía prevista otra cosa más que lo que hice con la Orquesta de Cámara Municipal. En esta visita a la Argentina tuve que dedicarme casi exclusivamente a los ensayos en el Teatro Colón de la ópera “Las indias galantes” de Jean Philippe Rameau, ya que en esta obra el instrumento que predomina intensamente es la flauta barroca.
—¿Cómo se está desarrollando tu carrera fuera del país?
—Estoy radicada en Toulouse, Francia, donde sigo con mi especialización en música barroca. Trabajo sólo en eso y junto al grupo Café Zimmerman, con el que vinimos varias veces a Rosario.
—¿No piensan volver?
—Queremos organizar algo para venir el próximo año, pero depende de que consigamos un sponsor de Francia. Nos está yendo muy bien y recientemente recibimos tres premios muy importantes. Estamos teniendo mucho trabajo y es el proyecto en el que estoy más interesada porque además se trata de gente amiga.
—¿Qué repercusión tuvieron las grabaciones del grupo?
—Grabamos discos que tuvieron mucho reconocimiento. Hoy son discos difíciles de distribuir aquí porque deberían venderse a un precio muy caro.
—¿Cuánto tiempo les llevó la preparación de la ópera de Rameau en el Colón?
—Llegué el 13 de septiembre junto con el grupo, contratados por Guillermo Garrido, el director de la puesta, y casi no tuve tiempo para visitar a mi familia a causa de todo el trabajo.
—¿Qué características tiene esta ópera?
—Inicialmente era un proyecto muy ambicioso. No era sólo la versión de concierto que se estrenó, sino de la puesta en escena tal como la había pensado Alfredo Arias.
—¿Por qué se limitó a la versión para concierto?
—El regisseur Alfredo Arias lo invitó a Garrido porque ya tenía creada la puesta en escena de la ópera, pero después Arias renunció, prefirió postergarla para el año que viene. No obstante, para no tirar por la borda lo hecho hasta el momento, se optó por estrenarla así. La idea de Arias era algo muy lujoso. Yo consideré en principio que era una verdadera locura intentar esa puesta ahora porque son como cinco minióperas con una escenografía complejísima.
—¿Cómo perciben la situación del país los músicos europeos que te acompañan?
—Los argentinos deberían saber que en Europa teníamos más información de todo lo sucedido desde diciembre que la que se maneja aquí. Una compañera francesa que tocó en el Colón está admirada de la calidez de nuestra gente. Todos ellos tienen muy buena voluntad y llegan cobrando sumas casi simbólicas. Lo hacen por solidaridad, para tocar en el Colón y porque nos quieren ayudar sin segundas intenciones. Yo también quiero nutrir el espíritu de la gente, que está muy caído.
—¿Cómo ves la situación en el Colón?
—Hoy en el Teatro Colón hay intrigas e internas que tienen que ver con lo peor de la labor sindical y que hacen que los artistas locales y los europeos que llegan sean tratados bastante mal. Es una lástima.


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