Año CXXXV
 Nº 49.641
Rosario,
jueves  24 de
octubre de 2002
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En "Retratos de una obsesión" Robin Williams interpreta al personaje siniestro más ambicioso de su carrera
El gran bufón de Hollywood presenta su lado oscuro
El actor da vida a Sy Parrish, un hombre que sueña con la felicidad ajena hasta llegar al crimen

Fernando Toloza / La Capital

Cada tanto Hollywood impone modas. El último grito en ese aspecto es que actores con una carrera ligada a la comedia de pronto prueban suerte en roles dramáticos y, mejor aún, en thrillers, donde dejan de ser los simpáticos compañeros de la sonrisa para convertirse en seres perversos. Robin Williams dio el puntapié inicial a la movida y también le otorgó su sello al realizar lo que los críticos de Estados Unidos llaman su "trilogía oscura", es decir, tres filmes en los que interpreta a villanos de distinto calibre. Hoy llega a Rosario "Retratos de una obsesión", la tercera de sus películas sombrías y la más lograda, según se presume.
"Retratos de una obsesión", cuyo título en inglés es "One hour photo", es el tercer filme de la "trilogía oscura" de Williams. Los anteriores títulos del terceto son "Death to Smoochy" (un fiasco en taquilla) y "Noches blancas" (junto a Al Pacino). En "Retratos de una obsesión" Williams interpreta a un empleado de laboratorio fotográfico que se obsesiona con las vidas ajenas que conoce a través de las fotografías reveladas en el negocio, instalado en un supermercado.
Robin Williams es Sy Parrish, un solitario trabajador de un laboratorio que busca a la familia ideal en las fotos que está encargado de revelar. Por lo general, él es el hombre al que nadie ve, hasta que un día la señora Nina Yorkin (Connie Nielsen) advierte su presencia y descubre que es un empleado atento e interesado en la calidad y cuidado de las fotos. De esa manera, se genera una confianza entre Parrish y Nina, aunque la última no sospecha la derivación que tendrá el interés demostrado por el hombre.

Las costumbres solitarias
Según el director del filme, Mark Romanek, "Retratos de una obsesión" nació de un deseo de rodar una película actual sobre los hombres solitarios que tuviera el mismo tono que algunos clásicos del séptimo arte de los 70, como "Taxi driver", de Martin Scorsese, y "La conversación", de Francis Ford Coppola.
Tanto el Sy Parrish de "Retratos de una obsesión" como el taxista de Scorsese y el espía de Coppola tienen su mundo privado y esa soledad que a veces exaltan, la mayoría del tiempo los pierde y los convierte en marginales y casos de manicomio. En "Retratos de una obsesión", como en los filmes citados, también se ponen en juego dos tipos de vida: la de Sy, gris e intrascendente, y la de los Yorkin según las fotografías que revela Sy, quien, como parte de su drama, cree que toda la imagen de felicidad que muestra una foto debe ser real.
De acuerdo con los productores de la película, la elección de Robin Williams para el rol de Sy fue clave, ya que consideraban que era uno de los pocos actores capaces de darle al personaje lo que necesitaba: un hombre simpático, sin ser muy tierno, pero que esconde algo extraño.
"El no se considera un personaje malvado, solamente un hombre que es probo a su manera. Un hombre que considera que está haciendo un bien, en una forma excéntrica", dijo Williams para explicar cómo abordó el desafío de interpretar a Sy.
La preparación de Williams para el personaje también incluyó ver videos con el comportamiento de algunos criminales, como el caso del asesino Jeffrey Dahmer. "Vi un montón de videos con gente perturbada. El resto es una extrapolación de tu propia neurosis e inseguridades", dijo Williams a la revista Entertaiment Weekly poco antes del estreno del filme en Estados Unidos.
El actor también confesó que, pese a haber tenido una vida feliz, más de una vez se sintió sólo en su niñez, y que parte de esa lejana experiencia la empleó para componer a Sy, aunque negó exaltado con un "¡no, por Dios!" la identificación de su vida con el estereotipo del payaso triste, es decir, un hombre con una sonrisa en la boca y lágrimas en el alma.
Con "Retratos de una obsesión" se comenzó a especular con el segundo Oscar para Robin Williams. El actor ganó la estatuilla por mejor actor de reparto en "En busca del destino", donde compuso a un psicólogo que ayuda a recuperarse a un violento genio de la matemática. El cambio de timón de Williams llamó la atención de la crítica, pero según el intérprete eso es sólo espuma.
"Cada vez que he hecho un papel extraño, la gente me ha felicitado, pero al mes siguiente ya me estarán llamando otra vez Mork, por «Mork y Mindy»", dijo el actor para minimizar las especulaciones de una posible candidatura al Oscar en la próxima edición de los premios mayores de Hollywood.
El público ahora tiene que decidir. Como antecedente está el papel de Robin Williams en "Noches blancas", que puede ser tomado sólo como un aperitivo en su carrera hacia "el" personaje oscuro, ya que su rol tendía a ser secundario. En "Retratos de una obsesión" todo el mal correrá por su cuenta. Un verdadero desafío para el rey de la comedia de los años 90.



Robin Williams no cree en los cambios de carrera.
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