Año CXXXV
 Nº 49.641
Rosario,
jueves  24 de
octubre de 2002
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Teatro/Crítica
Una muerta que no descansa en paz

La muerte es una buena forma de perdonar cualquier error cometido en vida, pero ese no es el caso de Mimí Nervios. El personaje no resiste la misericordia de los vivos y tampoco lo pretende. Es mala y le gusta serlo. Gran parte de la comicidad de los textos de "Mimí está muerta" radica en la abolición de la piedad hacia los difuntos, y en la reivindicación de sus defectos que no la dejan descansar en paz.
El actor Sergio Escobar hace pie en ese efecto de ruptura con lo previsible a partir del momento en que la vida depositó a su personaje en un féretro. Mimí regresa de la tumba para intentar explicar sus vicios y manías, y las causas de su soledad.
El director Horacio Sansivero, quien es además autor de los textos, entendió la muerte como una brillante puesta en escena en la que las luces sobre un telón plateado acompañan el tema de "Los expedientes X". Mimí emerge de su féretro para contar la retrospectiva de su vida.
Un extenso tramo inicial da cuenta del escaso eco que tuvo la llegada de Mimí al cielo. El efecto inicial se pierde con la reiteración de nombres de celebridades que deberían haber estado allí en ese momento.
Escobar está acompañado por dos drag queen, Odra y Nishmy, que tienen a su cargo la presentación de las escenas que componen la segunda parte, varias de ellas precedidas por las letras de las canciones teatralizadas o en el rol de distintos personajes.
Durante esta parte Sansivero comienza el flashback que recrea las etapas claves de su vida, hasta llegar a su niñez, un período donde el actor plantea la posibilidad de que Mimí no sea genéticamente agresiva, sino que las circunstancias la llevaron a formar una personalidad conflictiva.
Los textos cumplen su objetivo, pero la reiteración de una misma idea atenta contra el efecto cómico inicial. Escobar, quien forma con Sansivero el conocido dúo Mariquena del Prado y Mimí Nervios, tomó a su cargo la responsabilidad de presentarse solo en escena. La apuesta era tentadora debido a las posibilidades de explotar dramáticamente un personaje complejo. Aunque por momentos la ausencia del contrapunto es notable, Escobar logra salir airoso de un espectáculo con un sólido potencial.
R.B.



Mimí recuerda su vida y hace justicia desde la tumba.
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