Año CXXXV
 Nº 49.553
Rosario,
domingo  28 de
julio de 2002
Min 4º
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San Luis: Al corazón de la Tierra
Emocionante paseo por el interior de la mina Los Cóndores

La mina Los Cóndores, en Concarán, al noreste de la provincia de San Luis, fue la más importante de tungsteno que funcionó en nuestro país. ¿Y para qué sirve el tungsteno? Con el hierro, produce una aleación de acero especial que se usa para fabricar material bélico.
Así los alemanes la explotaron entre 1900 y 1913 -preparándose para la 1º Guerra Mundial- llevándose el mineral. El predio estaba administrado por una subsidiaria de Krupp, una importante acería de Alemania. Otro de los usos del tungsteno, más conocido por lo doméstico y cotidiano, es el filamento de las bombitas de luz.
El sitio se puede visitar en compañía de Enrique Giménez, hoy dueño de la concesión turística de la mina, quien la conoce como pocos y acompaña a los interesados a conocer el "nivel 0", previo permiso a la Pachamama -Madre Tierra- y equipados con casco y capa obligatorias.
El "nivel 0" es una galería de unos 200 metros de largo que se interna profundamente en la montaña siguiendo el caprichoso recorrido de la falla que contenía la veta de mineral. Al final del trayecto Enrique pide silencio y oscuridad totales, y en ese mutismo y total falta de claridad, en el que casi podemos escuchar la sangre circular por nuestras arterias, comienza a recitar con voz tonante la "Oda al minero", y entonces se nos eriza la piel.
En esta mina trabajaron, en plena producción, unas 9.000 personas -un pueblo, casi una ciudad- en su mayoría bolivianos, que estaban acostumbrados a lidiar en las galerías del cerro Rico de Potosí y que por su corta estatura se adaptaban con facilidad al capricho de las vetas.
Enrique pasa horas contando sus experiencias en el Parador Minero, ubicado en La Toma, a 80 kilómetros de la mina. Este sitio es conocido como Capital Nacional del Onix, el mármol verde veteado.
La mina fue su hogar, allí conoció a su mujer y nacieron sus hijos. Debe ser uno de los matrimonios privilegiados en que la mujer acepta totalmente a la otra mina, sin celos, aunque ambas son profundamente amadas por el mismo hombre.
En el parador, que es en realidad un Museo Mineralógico con un excelente restaurante, Marietta (esposa de Enrique) nos cuenta que su cosmética consiste en los restos de mica provenientes de la molienda del tungsteno. Las chicas de la mina se humedecen la cara con agua y luego esparcen al aire los restos de mica que se depositan en sus rostros, otorgándole una luminosidad especial.
Para más información sobre la travesía contactarse con la página web: www.aventurismo.net.ar
Nicolás E. Huffmann


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