Año CXXXV
 Nº 49.499
Rosario,
martes  04 de
junio de 2002
Min 8º
Máx 17º
 
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Editorial
De la angustia a la alegría

Seguramente, por haber soportado tanto tiempo de angustia colectiva, de incertidumbre sobre lo que podía suceder al otro día, de no saber si en la semana volvería a encontrarse con el mismo presidente, o si podría deparar un nuevo ajuste u otra medida que profundice aún más el cerrojo económico, la ciudadanía convirtió el primer triunfo de la selección nacional en el Mundial de Corea-Japón en un explosivo festejo popular en calles y bares de ciudades y pueblos de todo el país.
Fue la expresión de un sentimiento de pertenencia, de unidad, irremplazable, dentro de una sociedad fragmentada o desarticulada por distintos factores y actores: económicos, como el gasto público desmedido y mal dirigido durante años; la oferta de las principales empresas del país a través de licitaciones poco beneficiosas para el Estado o la radicación de capitales financieros sin una regulación adecuada que proteja a los ahorristas y a los bancos nacionales. Y políticos: como la falta de transparencia en el manejo de la cosa pública por parte de los distintos gobiernos que se sucedieron en los últimos diez años; el clientelismo político, como método para mantener la estructura de poder, impidiendo la alternancia o los cambios superadores, tan elementales como necesarios para el desarrollo de la democracia, único pilar para construir una sociedad mejor.
Es también una manifestación que confirma una vez más aquello de la gran potencialidad que posee el país, sólo que se trata de convocar a los más inteligentes, los más honestos y los más imaginativos para poder enfrentar los grandes proyectos. Y no solamente se percibe esto en el trabajo realizado por Marcelo Bielsa y todo su equipo técnico durante los últimos tres años, sino que también se expresa este criterio en otros deportes, como el básquet, el tenis, el vóley y el rugby, con excelentes performances individuales y colectivas a nivel internacional.
El deporte, entonces, está mostrando un ejemplo claro a los argentinos sobre los valores con los que se puede construir un proyecto que resulte exitoso o al menos se aproxime a ello. La producción, en sus distintos rubros; la ciencia y la tecnología, en sus diversas disciplinas; la Justicia, en todas sus instancias; y la política, llámese gremial, partidaria o no gubernamental, cuenta con grandes reservas de talento e inteligencia en el país. Claro que hasta ahora no ha sido convocada o no ha tenido posibilidad de mostrarse.
De poder concretarse, y es de esperar que la gente no baje los brazos en su intento, la Nación podrá volver a tener ciertamente una jornada de júbilo que la hará perdurar largamente en el tiempo.


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