Oscar Lehrer / La Capital
Hace diez años nació el Sindicato de Arbitros Deportivos de la República Argentina (Sadra), agrupación que desde entonces es presidida por el ex árbitro de fútbol Guillermo Marconi. Gracias al apoyo político que Marconi tuvo durante el gobierno de Menem muchos de sus afiliados, aprovechando un conflicto que se originó entre los jueces pertenecientes a la Asociación Argentina de Arbitros (AAA) y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), se encontraron dirigiendo partidos de las máximas categorías y en muchos casos varios de esos árbitros rápidamente lograron la categoría internacional. Pero el Sadra no es solamente fútbol. Rosario fue el lugar donde este sindicato encontró las puertas abiertas para introducirse en el básquet, también a raíz de una división que todavía existe entre los jueces locales de esta disciplina deportiva. Tres de los muchos árbitros rosarinos que tiene el Sadra, Olga Zucchio, Miguel Celi y Ariel Romero, pitaron en la etapa final en los torneos superiores de la Asociación Rosarina. Celi, en diálogo con Ovación comenzó diciendo: "Fue Marconi (Guillermo) el que nos apoyó en esta inquietud. Incluso tiene la idea de que el Sadra Básquet se extienda en todo el país y en eso estamos metidos". Por su parte Zucchio, una de las dos mujeres que dirigen primera, agregó que: "Hace muchos años que estoy en el referato. No me olvido que fui la primera jueza nacional. Obtuve el título en un clínica que se realizó en la Capital Federal, cuando tenía 19 años. Me siento muy cómoda dirigiendo básquet masculino. A pesar de que el reglamento es el mismo en las dos ramas, es más simple arbitrar cotejos de varones. Por suerte los jugadores y técnicos me respetan y en ninguno de los casos se abusan de la confianza que una puede tener con ellos. Eso se logra sabiendo marcar las diferencias que por suerte logré". Romero, el más nuevo, escuchaba atentamente lo que decían sus compañeros y recordó: "Comencé en esta profesión, a la que me arrimó Miguel Celi, allá por el año 1997. Debuté en un partido por la Copa del Sur, entre Saladillo y Ciclón. Ahora, con más experiencia, estoy esperando que se me presente la oportunidad de rendir como juez nacional". Esta es una tarea que ofrece cosas buenas y también ingratitudes. Al referirse a las malas, Zucchio dijo: "No me olvido cuando por un capricho de un dirigente de la Asociación Rosarina Femenina estuve cinco años sin dirigir. Pero la alegría mayor fue cuando pasado ese tiempo, que se me hizo interminable, volví a arbitrar". Romero agregó: "Me dolió mucho cuando la AAA ratificó la expulsión de Heriberto Laborde, algo que el mendocino no se merecía". Finalmente Celi, cerró la nota diciendo: "El Sadra, no solamente en Rosario, sino en todo el territorio nacional, por lo menos en esta rama deportiva seguirá creciendo. La idea es abrir colegios de árbitros para dictar clases permanentemente. Para lograr esto contamos con el apoyo que nos brindan Marconi y todos los que lo secundan".
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